Lo que callan nuestros hijos

Ignorar lo que los niños quieren no es algo que los padres hagan a propósito, simplemente muchas veces no lo saben porque ellos no lo dicen ¿Qué es lo que callan y por qué lo hacen?

3 MAY 2017 · Lectura: min.
En un país en el que hay una gran cantidad de madres solteras y en el que también es muy común que los padres tengan que salir a trabajar todo el día, la soledad es un problema desde niños.

Como padres lo que más deseamos es el bienestar de nuestros hijos. Constantemente tratamos de orientarlos y guiarlos, hablándoles de lo que consideramos correcto. Hablar es importante pero también lo es el escuchar. ¿Has pensado en lo que ellos tienen para decirnos? ¿Hay razones para que sientan miedo y prefieran callar?

Existen temores que hacen que los niños no digan todo lo que quisieran decirles a sus padres, y según psicólogos expertos esto es lo que callan más comúnmente:

1. "Escúchame primero"

En algún momento, llevados por el impulso o las emociones todos los papás caen en el error de apresurarse a regañar a sus hijos sin conocer el trasfondo de lo sucedido. Algunas veces el regaño es injustificado y es producto de una confusión o una mal interpretación, es allí cuando los más pequeños se sienten ignorados y ven como injustas las acciones de sus papás.

Permanecer calmados en ciertas circunstancias puede resultar demasiado difícil, pero es nuestro deber intentarlo y preguntarles qué sucedió antes de regañar o corregir. Escucharlos no significa aceptar y darles la razón, cuando hayan hecho algo malo, sino actuar con equilibrio y ser un ejemplo de justicia.

"Regañar equivocadamente a los niños influye en las relaciones familiares y, más adelante, también en otros tipos de relaciones sociales, porque su carácter tendrá una fuerte inclinación hacia la agresión física", señalan estudios del Family Research Laboratory de la Universidad de Hampshire.

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2. "Me das miedo cuando te enojas"

¿Recuerdas cuando eras pequeño? Los adultos a veces resultan intimidantes y 'gigantes' desde el punto de vista de un niño. Si tus reacciones cuando algo te molesta son demasiado fuertes o tienes problemas para controlar la ira, te aconsejamos que tomes acciones para corregirlo o asesoría experta en caso de que sientas que no puedes hacerlo solo. Estás siendo observado por una pequeña persona que en vez de admirarte puede sentir miedo ante lo que expresas.

La ira se puede gestionar para evitar la agresividad

Los más pequeños no tienen aún el conocimiento o la experiencia para comprender lo que sucede, y lo que ven es lo que más los marcan. Cuando alzas la voz o te expresas con frustración, es muy probable que digas cosas equivocadas o actúes con irracionalidad llevándolos a sentirse en peligro:

Según la psicóloga Gloria Isaza "este temor los puede llevar a paralizarse, quedándose quietos sin decir nada; a esconderse o refugiarse en otro lugar; o, a enfrentarlos ( a los padres) como si no tuviesen miedo, tratando de explicar a sus papás lo sucedido o adoptando la actitud de "no me importa" con sus palabras o con sus acciones".

3. "No quiero que peleen"

Continuando con el tema de la agresividad, es común que entre los padres haya conflictos e ignoren a los hijos en plena discusión. Llevados por las emociones suelen confiar en que "están muy pequeños para entender" o "no se dan cuenta", cuando es todo lo contrario.

La violencia en casa lleva a la inseguridad en los niños. Al verse en medio de las discusiones los hijos sienten temor de perder a su familia, creen fácilmente que sus papás van a divorciarse, e incluso empiezan a alimentar sensaciones de soledad y culpabilidad. Al no saber qué hacer, los niños pueden hacerse los dormidos o los distraídos pero en realidad están llevando esta carga internamente.

Ante estas situaciones el mejor consejo es no discutir delante de ellos, enfrentar las diferencias en pareja a solas y en caso de no poderlo evitar, explicarles que no tienen la culpa, que son temas de adultos y que a veces las discusiones son impases necesarios para crecer. Lo vital es ayudarlos a sentirse seguros y en un ambiente de respeto.

4. "Prefieres al celular"

Pasar mucho tiempo detrás de las pantallas o en el teléfono es un problema que ya es considerado una adicción. Buscar asesoría es esencial para no perder la conexión con la familia y sobretodo no ignorar a los que más nos necesitan: Nuestros niños.

Una investigación publicada por la Universidad de Washington y centrada en el comportamiento de los padres y las niñeras al llevar a los niños al parque, evidenció que al 44% de ellos se le dificultaba prestarles atención. Además, en un 56% de los casos, los niños fueron ignorados cuando intentaron interrumpir a los adultos que usaban su celular.

Esta situación es más común de lo que pensamos y aunque es en esos momentos cuando ellos quisieran compartir sus cosas, hablar con sus padres o jugar con ellos, sienten que decir algo provocaría una molestia.

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Reconocer las adicciones, el primer paso para superarlas

5. "Te extraño"

En un país en el que hay una gran cantidad de madres solteras y en el que también es muy común que los padres tengan que salir a trabajar todo el día, la soledad es un problema desde niños. El esfuerzo por sacar a sus familias adelante reduce considerablemente el tiempo que pueden dedicarles. Sin embargo, aunque los expertos hablan de calidad de tiempo más que de cantidad, no hay que dejar de buscar el equilibrio:

"La relación se construye en la interacción, en las experiencias diarias de la vida, en la seguridad de contar con ellos en los buenos momentos y en los difíciles, en los abrazos y el afecto recibido. Trabajar no puede significar delegar esa relación en otra persona. Para construirla es necesario equilibrar los tiempos dedicados al trabajo y a la familia" concluye la Dra. Isaza en declaraciones hechas a Semana.com.

Ser corregidos correctamente y sentirse a salvo, son las bases para encontrar seguridad en ellos mismos y balancear la construcción de personalidades asertivas y llenas de las herramientas para expresar sus sentimientos.

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Si ha caído en alguno de los errores mencionados, ánimo, el presente es el tiempo perfecto para tomar correctivos y de la mano de un orientador profesional, dirigir la crianza hacia una mejor dirección.

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