De las modas para comer a los Trastornos de la Conducta Alimentaria

“Ser vegano, crudívoro, vegetariano, paleo, flexitariano, entre otras autodenominaciones cotidianas, se ha convertido para un considerable número de niños, niñas y adolescentes, en un TCA.

6 FEB 2018 · Lectura: min.
Es de gran importancia que desde las edades más tempranas se establezcan rutinas de alimentación que contengan los nutrientes que exige cada edad. Los pediatras son los indicados para orientar a los padres en estos temas.

Cuando abordo en mi consultorio a niños, niñas o adolescentes con situaciones en las cuales su decisión frente a las comidas toma un rumbo, decidido y confuso, como el deseo por pertenecer a grupos cuya condición primordial es la de abandonar la ingesta de comida; reducirla en un 30% o 40% o, en el mejor de los casos, alterar los componentes fundamentales de una alimentación básica, veo muy cercana la posibilidad de padecer un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).

Ser vegano, crudívoro, vegetariano, paleo, flexitariano, entre otras autodenominaciones cotidianas, se ha convertido para un considerable número de niños, niñas y adolescentes, en una opción de vida, no importa la edad, la salud, y mucho menos la familia. Esta idea hace parte de ese deseo juvenil, poco argumentado y caprichoso, por salirse de los parámetros y los límites que deben hacer parte de la buena crianza y la educación. Los sujetos entre los 8 y los 14 años no saben aún cómo asumir este tipo de decisiones que encierran, más que cualquier otro componente, manipulación y desinformación.

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Lo anterior es una de las conclusiones a las que he llegado luego de realizar intervenciones terapéuticas con algunos pacientes, entre los 11 y 16 años cuyos padres se ven obligados, debido al progreso de la enfermedad, a consultar con un psicólogo clínico porque quieren, a toda costa, evitar que su hijo o hija, sea hospitalizado y soporte las exigencias de las clínicas de salud mental.

Aunque lo primero que los padres debieron hacer era consultar con el área de Psicología apenas se evidenciaron los primeros indicios de una conducta inadecuada para comer.

Lamentablemente los papás o cuidadores no poseen conocimientos acerca de los Trastornos de la Conducta Alimentaria y le restan importancia a los comportamientos restrictivos de los hijos e hijas frente a la ingesta de comida. Además, las instituciones poco trabajan en prevención de la anorexia o la bulimia desde una perspectiva de autocuidado y control por parte de los padres.

Las experiencias con pacientes que padecen o están muy cerca de padecer trastornos de la alimentación me han permitido establecer ciertos indicios que, tanto padres de familia, como docentes y especialistas, debemos observar con detenimiento pues de dichas manifestaciones iniciales se pueden desprender hábitos inadecuados frente a la comida.

Las siguientes son algunas ideas en las que los niños, niñas o adolescentes divagan muchas veces sin orientación profesional y a merced del imparable mundo de la información masiva.

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"No quiero subir de peso, por eso soy vegana" (A- 13 años) Esta afirmación contiene dos componentes que construyen una fantasía en el ideario de la menor: primero, ya se instauró en su mente la decisión de no subir de peso. Vale aclarar que solo pesaba 39 kg cuando llegó a mi consultorio y medía 1,55mt. Además, como segundo componente, había decidido ser vegana, pero sin saber por lo menos que, en los intereses de esa comunidad minoritaria, lo vegano no es una dieta para adelgazar, antes bien se come en cantidades suficientes, existen pizzas, espaguetis, arroces que, con un buen apetito, jamás se pierde peso. El gran desatino en este caso es que la niña tiene 13 años, estadio que Piaget llamó de pensamiento formal, y en este periodo el adolescente construye su identidad, define sus gustos a partir de todo aquello que se le presenta en el transcurso de su cotidianidad. Esto lleva consigo la experimentación, los riesgos y las acciones impredecibles que, si no se orientan adecuadamente, pueden llegar a convertirse en hábitos, como le sucedió a mi paciente.

No es que ser vegano, para un adulto, sea inadecuado, muchas personas deben abandonar la carne, los lácteos y otros productos de procedencia animal, pero un menor requiere de proteínas y, de esto sí estoy seguro, no hay ninguno que investigue sobre ellas, antes de abandonarlas en su totalidad.

"Inicié siendo vegetariana, como propuso la nutricionista del colegio en un taller" (B-14 años). En esta afirmación, como en otras donde los especialistas de la salud, en nuestros ejercicios de conferencistas y orientadores, masificamos el discurso y no delimitamos las intervenciones de acuerdo con la edad, las características familiares y otras condiciones particulares en el universo variopinto de las instituciones educativas; creamos ideas en los chicos y chicas que luego las aplican a sus cotidianos comportamientos como ley de vida.

Me acuerdo ahora de unos letreros que hay en dos lugares de un colegio: uno dice "Restaurante" y, al lado de este, otro que dice "Punto de comida sana", deduzco entonces que en aquel restaurante escolar no se sirve comida sana.

Ahora bien, ¿Qué ideas se construyen en las mentes de los niños, niñas y adolescentes cuando escuchan , a través de los medios de comunicación y de los materiales digitales, invitaciones llamativas para evitar el subir de peso, para hacer dietas de efecto rápido, para defender la vida de los animales a través de la negación frente a la ingesta de todo aquello que provenga de un ser vivo?

Sumado a esta amalgama de información no puede estar el discurso de las instituciones educativas. Antes bien se espera que existan especialistas de la nutrición que conozcan sobre el desarrollo evolutivo del ser humano para que se logre elaborar unas estrategias de orientación que eviten confusiones y, a la par, decisiones de desenlaces impredecibles.

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"Fui vegano un tiempo, porque en mi casa comemos de todo. Ahora todos somos gordos" (C-12 años) Otro paciente que atendí fue un chico cuyo sobrepeso le estaba acabando el interés por el deporte, las horas de sueño, los amigos, entre otras necesidades primordiales. El punto clave para analizar en esta situación es que el año anterior a la primera consulta el paciente había decidido ser vegano, algo que ni él mismo supo explicar. Luego, al verse diferente en un entorno familiar con poca disciplina alimenticia, decide comer sin control. La ansiedad y el acoso de los compañeros en la escuela agudizaron la ingesta de alimentos.

Este último caso permite analizar el papel de la familia frente a la toma de decisiones de los niños y las niñas quienes requieren de acompañamiento y protección. De no ser así, dichos sujetos son blanco fijo de la información y de las campañas desajustadas de los medios masivos. Mi paciente fue víctima de algunos amigos que le vendieron la idea de ser vegano y aquel, preocupado por su peso y por lo que sucedía en casa, decidió dejar de comer, descompensó su organismo y la ansiedad y el sentimiento de culpa, lo llevaron a seguir los pasos de su familia nuclear y caer en el mismo trastorno alimentario colectivo.

Los relatos, resumidos anteriormente, pretenden poner en alerta a padres, madres y cuidadores de niños, niñas y adolescentes sobre los asuntos de la comida. Por eso es de gran importancia que desde las edades más tempranas se establezcan rutinas de alimentación que contengan los nutrientes que exige cada edad. Los pediatras son los indicados para orientar a los padres en estos temas. Además, con chicos y chicas, entre los 10 y 16 años, las rutinas alimenticias deben ser una condición dentro del esquema de compromisos de una casa pues los malos hábitos, la descomposición de las comidas en familia y la información sin orientación, han facilitado que los más jóvenes de esta sociedad atenten contra su salud solo por estar a la moda y al mismo tiempo al borde de un Trastorno de la Conducta Alimentaria.

Por: Mg. Pedro Nel Gómez Moreno - Psicólogo Clínico

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Escrito por

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Comentarios 1
  • paula bocanegra suarez

    No sé si esto sea lo que tengo, no sé ni lo que siento, solo se que me siento sola. ¡Necesito ayuda!

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