Halloween: mi hijo no quiere disfrazarse

En plena época de fiestas de disfraces y Halloween, algunos padres se enfrentan a situaciones inesperadas como el que sus hijos no quieran disfrazarse.

24 OCT 2017 · Lectura: min.
Que un niño o una niña no quiera disfrazarse no tiene ni debe convertirse en un problema.

Por estas épocas las fiestas de disfraces llenan de color las calles, las fiestas infantiles y las reuniones que incluso llegan a celebrarse en el interior de las instituciones educativas. Todo tipo de vestidos, máscaras y disfraces llenan las vitrinas de los centros comerciales inundando el comercio de ofertas enfocadas especialmente en el público infantil y la necesidad de disfrazarse.

Es tal la presión de disfrazarse que parece convertirse, en algunos casos, en una responsabilidad o carga para los pequeños y sus padres. Muchos niños disfrutan de todo el proceso y de disfrazarse de sus superhéroes favoritos, personajes, entre otros, pero ¿qué pasa cuando un niño no quiere disfrazarse?

Incomodidad y miedo

Algunos niños no disfrutan disfrazarse y por el contrario les resulta estresante e incómoda esta experiencia. La molestia puede llegar al punto de manifestar como una fobia o miedo hacia los disfraces.

Disfrutar de los disfraces es algo instintivo, relacionado directamente a nuestras habilidades evolutivas, percepciones, perspectivas, empatías, creatividad, entre otros rasgos, pero esto no indica que los niños que no lo disfrutan estén 'atrasados' o estén 'mal'. Simplemente están desarrollando estas capacidades de otra manera o no han llegado al momento de sentir el impulso de querer hacerlo.

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Muchos de los padres de niños que no son amantes de los disfraces enfrentan con desconcierto este hecho y se preguntan qué hacer.

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¿Hacer algo si un niño que no quiere disfrazarse?

Aunque a algunos padres les resulte difícil 'no hacer nada', en este caso es lo más adecuado en el sentido de que un niño no debe ser obligado o forzado a disfrazarse. De nada sirve que el padre lo obligue o intente convencerlo si el niño no siente un gusto al hacerlo.

Quizá su hijo no esté listo para hacer o ver este tipo de transformación sobre su cuerpo que, aunque para un adulto resulte sencilla, para un pequeño involucra sus emociones y su imagen.

No hay por qué inquietarse si el niño no disfruta de un disfraz, esta puede ser también una señal de que es capaz de hacer una simulación o adaptar perspectivas diferentes sin necesitar de cambiar de atuendo: le basta la imaginación y si así se siente más cómodo seguramente podrá simular o jugar a ser 'quien no es' sin imposiciones innecesarias de vestimenta.

"El niño no es una botella que hay que llenar, sino un fuego que es necesario encender"- Montaigne.

Desarrollo personal

Como padres debemos ser conscientes de que nuestros pequeños están en pleno desarrollo de sus personalidades y para este proceso necesitan apoyo a partir del respeto de sus decisiones. Claramente hay opciones en otros campos en las que debemos orientarlos e intervenir, pero permitir que ellos mismos elijan si se disfrazan o no es un buen punto de partida para empezar a cultivar confianza en sí mismos.

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Confiar en sus elecciones reafirma su propia identidad y estimula una buena autoestima. Escuchar al niño es fundamental para aprender de sus gustos y motivaciones: ¿No quiere disfrazarse, pero sí quiere ir a la fiesta de disfraces? ¿le asusta ver a otros niños disfrazados?, plantear preguntas sencillas y darle la oportunidad de elegir es lo recomendable.

A través del acompañamiento psicológico es posible conocer más a fondo si el ver a otros con un atuendo tan diferente despierta en ellos inseguridades excesivas. Sin embargo, es natural especialmente en los más pequeños, sentir un poco de aprehensión al verse rodeados de 'monstruos' o 'seres extraños'… Recordemos que los niños no tienen aún la misma capacidad de gestión de quienes le rodean que los adultos.

En términos prácticos no querer disfrazarse no tiene ni debe convertirse en un problema. Si no hay disfrute en esta lúdica, existen muchas otras alternativas a las que se puede acudir. Evitemos complicarnos, si en algún momento lo disfrutan está bien y si no, también.

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Revisado: Sandra Mora

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