​Aprender a lidiar con la frustración en la infancia

No saber manejar la frustración le da una mayor dimensión a cada problema que vivimos, es necesario que desde niños aprendamos a lidiar con esta emoción para evitarnos dolores de cabeza.

26 SEP 2017 · Lectura: min.
Se vale llorar: Llorar es un paso para neutralizar la frustración pues ayuda a desahogarnos y nos prepara para aprender la lección del error que se haya cometido.

Sentirnos frustrados es una sensación desagradable pero natural, lo enfrentamos con madurez y salimos adelante, pero ¿qué pasa con los niños que apenas están conociendo la frustración?

¿Qué es tolerancia a la frustración?

Empecemos por entender de qué se trata el 'sentirnos frustrados'. La frustración es percibida como una emoción negativa que se da como resultado de la falta de éxito en algún proyecto. Desde un panorama general, hablar de tolerancia a la frustración es entonces aprender a manejar la impotencia, molestia (incluso rabia) y tristeza que nace en nuestro interior cuando no conseguimos lo que queremos. La aceptación de un fracaso es necesaria pero no siempre es fácil.

Como adultos podemos notar actitudes en los niños que nos parecen egocéntricas, pero lo importante no es señalarla y agregarle una connotación negativa a nivel social. Más bien hay que entender que estos comportamientos forman parte de su desarrollo como personas, y este es un proceso gradual en el que se espera cada vez una mayor madurez neurológica, motriz, intelectual y cognitiva. La función de los adultos es acompañar al niño en el desarrollo de habilidades sociales que le permitan interactuar en el ambiente social, escolar y familiar y que, de acuerdo a su edad, vaya aprendiendo a socializar, compartir, expresar su enojo y hablar de lo que le molesta en determinadas situaciones. 

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Entonces… ¿Los niños son egoístas?

Antes de actuar impulsivamente con el comportamiento de un niño tenga en cuenta que es normal que entre los tres y los seis años, los niños crean que son el centro del mundo. No lo hacen para molestar a nadie, simplemente no tienen la 'conciencia de la existencia de los demás'.

La capacidad empática apenas si existe en dichas edades, pues es hasta los seis años cuando inicia el desarrollo de la capacidad de 'ponerse en el lugar del otro' o entender sus puntos de vista. Hasta los 10-12 años la empatía social o abstracta estará en desarrollo, así que es de esperarse que observemos algunos comportamientos egoístas. En casos aislados donde el comportamiento se torna violento lo mejor es acudir a un psicoterapeuta infantil. El profesional determinará si se trata de un trastorno cognitivo, de una dificultad relacionada con el aprendizaje o de un indicador de que la falta de sociabilidad está relacionada con algún problema de desarrollo particular. 

Todo está por desarrollarse cuando somos niños, incluso la empatía. Es necesario aprender a ser empáticos y aprender a manejar la frustración, en esta tarea, los niños requieren de ayuda externa en especial de los padres que son el referente fundamental.

Ver además: ¿Por qué es importante la empatía?

El desarrollo de la tolerancia

Saber tolerar la frustración es una necesidad para tener una buena vida. Para darles esta lección hay padres que se van a los extremos de crearles frustraciones de manera intencional para 'fortalecerles el carácter', así como hay otros que prefieren evitarles cualquier frustración.

Ante las dudas y confusiones creadas por los diferentes estilos de crianza que tuvimos, es aconsejable apoyarse en un experto para definir una línea equilibrada a la hora de la frustración, esta es la oportunidad para ejercitar habilidades emocionales claves para la vida.

¿Cómo detecto la falta de manejo de la frustración en un niño?

Hay comportamientos comunes en los casos en los que no se les ha enseñado correctamente a lidiar con la frustración:

  • Agresividad: Niños que hacen rabietas o son agresivos cuando se sienten frustrados.
  • Falta de perseverancia: Abandonan las tareas y actividades al sentirse frustrados. Son impulsivos y con poca paciencia.
  • Esperan un premio: Los niños con falta de manejo de la frustración están acostumbrados muchas veces a que de inmediato se les refuerza o se les da un premio.
  • Exigentes: Tal como demandan un premio de manera pronta, no se conforman con poco o con algo diferente a lo que desean. Han desarrollado una forma de pensar muy radical e inflexible.
  • Intolerancia al fracaso: Los niños con problemas de manejo de la frustración no saben cómo enfrentar el perder, se les convierte en una tragedia.
  • No les gusta el cambio: Estos niños además tienen problemas de ansiedad e inseguridad que les dificulta, entre otras cosas, adaptarse a los cambios.

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Ante los síntomas cualquier padre preocupado por sus hijos desearía saber orientarlos como es debido en relación a la frustración. Algunos niños son más predispuestos por su forma de ser a sentirse frustrados con algo o alguien, pero esta habilidad de manejo puede ser incorporada y moldeada con paciencia.

Padres tontos, hijos rebeldes

¿Cómo podemos ayudarlos?

Para ayudar a los niños a gestionar la frustración es recomendable:

  • Permítelo hacer cosas: Aunque se demore un poco, lo haga mal o no lo haga a tu manera, permitir que tenga la experiencia de hacer algo es permitir también que vea que los errores también son lecciones y oportunidades para aprender a hacer algo. Dejarlo que haga lo que puede hacer refuerza la autoestima del niño al crear en él la percepción de logro y de competencia (o capacidad) personal.
  • Déjalo volver a intentarlo: No sirve de mucho querer compensar algo que hizo mal haciéndolo tú. La oportunidad de intentarlo de nuevo es valiosa, aquí debes alentarlo a encontrar nuevas formas de hacer las cosas mejor manteniéndote a su lado, para apoyarlo y darle la seguridad para encontrar su propia forma de hacer las cosas.
  • Sé un ejemplo: Si tú sabes manejar la frustración ellos aprenderán mucho más fácil esta lección cuando vean tu comportamiento ante una situación que te lleva al límite. Si reaccionas negativamente ante un error, si eres agresivo cuando tienes un problema, no habrá coherencia entre la enseñanza que les dictas y la enseñanza que les transmites en el día a día.
  • Espera: Así como hay que dejarlo intentar cosas por su cuenta, hay también que ser sabios para impedir que hagan cosas para los que no están preparados. La intervención de un adulto es imprescindible a veces.
  • Demuestra y dales empatía: Los niños notarán si realmente escuchas las razones por las que actúan o se sienten de "X" manera. Anímalos a expresar sus emociones y sentimientos como algo natural ya que aprender a aceptar lo que sienten es el primer paso para encontrar maneras de manejarlo y resolverlo, si es el caso. Una buena manera de demostrar que estás prestándoles atención es compartirle vivencias de tu infancia similares a las que están viviendo ellos.
  • Enséñele a canalizar la frustración positivamente: A fin de evitar la agresividad derivada de la energía acumulada por la frustración, se recomienda que una vez se detecte esta emoción se busquen estrategias creativas para reorientar este impulso... ¿Qué tal correr un poco? ¿Prefieres enseñarle ejercicios de respiración? Intenta y adapta lo que mejor funcione en tu caso.
  • Se vale llorar: Llorar es un paso para neutralizar la frustración pues ayuda a desahogarnos y nos prepara para aprender la lección del error que se haya cometido.
  • No exageres, baja la intensidad: No todo tiene que estar ya. Algunos proyectos complicados en los que el niño se equivoque, necesitan de tiempo y descanso de por medio. La persistencia es necesaria paro no tiene que significar hacer todo de una sola… La idea es no dejar abandonada la tarea sino retomarla cuando sea más adecuado, el niño esté de mejor ánimo y en el momento en que se haya negociado previamente.
  • Ayúdale lo suficiente y lo necesario: Es valioso que aprendan a pedir ayuda si la necesitan sin que la ayuda se exceda y haga lo que ellos deben hacer por su cuenta. Hacer las cosas por ellos no es ayudarlos sino (a largo plazo) evitarles lecciones valiosas para su personalidad.

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La preocupación no debe ser cuánto puedes hacer por tus niños, sino impulsarlos a tener la fuerza para hacer las cosas con seguridad y por su cuenta.

¿Por qué es importante aprender a lidiar con la frustración?

"La irracionalidad adulta es a menudo el resultado de las frustraciones infantiles" - Mihály Csíkszentmihályi, Profesor de psicología en la Universidad de Claremont.

No saber manejar la frustración nos convierte en adultos con problemas o discapacidades emocionales. Es inevitable que la vida traiga frustraciones por eso no preparar a los niños para lidiarlas es reducir sus fortalezas y oportunidades de ser felices.

Por favor evite los extremos de intentar moldear al niño en situaciones anormales y artificiales que creadas para frustrarlo, basta con las oportunidades continuas que nos trae cada día donde pequeñas cosas pueden causar tremenda frustración.

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Revisado: Mariana Garavito

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