Vivir el momento... en la oficina

​En la actualidad escuchamos frecuentemente que la clave para ser feliz es vivir el momento, es estar en el presente. Y pareciera sencillo cuando se está frente al mar, ¿pero en el trabajo?

9 JUL 2019 · Lectura: min.
Vivir el momento... en la oficina

Es usual hablar del manejo del estrés, la inteligencia emocional en el trabajo, la comunicación asertiva. En la actualidad escuchamos frecuentemente que la clave para ser feliz es vivir el momento, es estar en el presente.

Pero ponerlo en práctica cuando se tiene al lado al jefe que grita, el compañero que aún no se ha dado cuenta que trabaja en un equipo y no para conseguir glorias individuales o al cliente quejumbroso, parece una tarea imposible.

Pensamos que esto solo aplica para los fines de semana o las noches de yoga y que para lograrlo necesitamos muchos años de búsqueda espiritual, haber viajado a la india y respirar, respirar mucho… contar hasta 10 y a veces hasta mil para liberarnos del malestar, los enojos, los afanes y las presiones de la oficina.

Y nos imaginamos una película en 3 escenas. La primera que aparece ante nuestros ojos es vernos sentados en posición de loto, levitando por encima de todo el caos de la oficina… La segunda escena todos sorprendidos con caras de: "¿Y esto?" En medio de burlas y juicios psiquiátricos de compañeros y jefes. La escena final: despido inmediato, con remisión al psiquiatra.

Pues no es por ahí la cosa…

Realmente sí es posible vivir en bienestar, en entornos exigentes como la oficina.

Y nuestra mente es una de las claves. Para algunos es la loca de la casa, pero realmente es un medio de creación. Experimentamos nuestra vida a través del pensamiento, por ello una misma situación no genera la misma reacción en diferentes personas.

Vivir el momento presume estar libre de expectativas, de lo que deseo que ocurra, de cómo deseo que otros se comporten… Y también es liberarse de los pre-juicios creados en las relaciones con compañeros y jefes y de aquellos si hubiera: "Si hubiera aceptado el otro trabajo…", por ejemplo.

¿A qué me refiero?, nuestras relaciones se vician por historias que nos contaron o nos hemos contado acerca de la vida, de paradigmas y creencias que en ocasiones nos impulsan y en otras nos limitan. Nos contaron las historias de final feliz y son las que nos gustan, escuchamos las historias de personas exitosas, llenas de momentos maravillosos; sin embargo, que definimos por "feliz" o "exitoso"?, un mundo en el que después de muchos tropiezos todo se logra de la manera que se espera y todos viven felices para siempre, sin enojos y sin tristezas. Entonces no concebimos actitudes de otros, ni situaciones fuera de ese esquema de perfección y mundo ideal. Pues lo primero que podemos hacer es bajarnos de esa ruta, porque solo te llevará a un mundo de mucho sufrimiento por expectativas no cumplidas. Pongámonos de pie, bien fuerte sobre el contexto y la realidad: Estás en una empresa que es viva, dinámica, cambiante. No sobre un guion de una película de Disney, donde hay buenos y malos. ¡No!

Estás allí para resolver, gestionar, aportar, crear, generar, participar… Y en esa dinámica surgen retos, incumplimientos, indicadores por debajo de la meta, diferencias de opinión, desempeños fuera del estándar esperado, tristezas, etc. . Y adivina… tú estás allí justamente para ser un participe activo, no para quedarte en la queja eterna, los señalamientos, las lavadas de mano, las justificaciones, el sacacuerpismo. Esa situación no es un problema, es una situación más, como en la vida. Van y vienen… Y que bien que la vida te puso allí a ti, desde tu cargo, desde tu rol para poner tu granito de arena. Estas a puertas de un espacio de creación, con todo tu potencial, con toda tu esencia y tu toque personal.

Cuando tu mente se enfoca en la dificultad y le abres la puerta a un dialogo, más o menos parecido a esto: "Que chicarrón, ahora voy a salir más tarde; si no hago las cosas yo, nadie las hace bien. Ahora mi jefe me va a dar gallina*, etc". No estás en tu presente y los recursos que tienes para gestar soluciones se turban. Desde una mirada fisiológica, tu cerebro al identificar que te encuentras ante una amenaza, por pura sobrevivencia prepara tu cuerpo para atacar o huir, bombeando más sangre a tus brazos y piernas. Y tu capacidad resolutiva disminuye.

Así que la próxima vez que te encuentres ante una situación retante, recuérdate que la realidad se crea momento a momento y que encontrarás las respuestas que necesitas, si te permites entrar en la situación libre de juicios, con disposición y con la intención de ser un gestor. Independientemente de lo que pase afuera. Y en ese instante naturalmente accederás a la sabiduría, la creatividad, la claridad, el amor y la alegría que te mostrarán las opciones para dar soluciones.

*Entiéndase dar gallina como regañar con una alta intensidad.

MARIE ISABEL PANTOJA AGUILERA

Psicóloga, Consultora en gestión humana y Coach de Vida profesional.

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Escrito por

Marie Isabel Pantoja Aguilera - Dinamiser

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