EL REGETON COMO GENERO MACHISTA QUE DEGRADA LAS RELACIONES HUMANAS

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El reguetón es un pseudogénero musical que, a punta de alardear ser urbano, no constituye más que un símbolo fehaciente de la degradación de una sociedad enferma, vacía, ególatra, superficial, utilitarista y banal.

El reguetón instrumentaliza la mujer y no legitima su dignidad humana porque la desconoce, se relaciona con ella desde el instinto más primitivo propio de las bestias y no de seres humanos pensantes. Constituye una representación clara de la violencia de género e incluso de los delitos sexuales, de los feminicidios y de la concepción patriarcal más primitiva, de que la mujer le pertenece al hombre dominante quien puede comprarla, comercializarla, utilizarla, degradarla y humillarla.

el reguetón y sus letras la mujer es un objeto sexual en sí mismo, más que un ser humano sintiente, y en eso se convierte precisamente para millones de jóvenes en el mundo que consumen sin posición crítica esas letras que refuerzan sus prejuicios programando sus cerebros para pensar, sentir y actuar de la forma más superficial en sus relaciones interpersonales sin empatía y sin respeto.

El reguetón como industria se vende fácilmente a adolescentes y adultos sin valores porque simboliza la adicción compulsiva al placer pasajero y a la vivencia de una vida llena de excesos que solo dejan ver los vacíos internos de quienes la promueven en una sociedad en donde lo banal se idealiza como esencial y lo esencial se desconoce porque no vende ni aumenta el rating que moviliza las ansias insaciables de poder y dinero.

Pobre J Balvin, ser egocéntrico y vanidoso que sin ser músico ni compositor busca solo dinero en exceso, más fama y reclama desde su ignorancia cultural y musical tener tantos premios como Rubén Blades, Juan Luis Guerra u otros verdaderos músicos de géneros respetables y no vacíos, sacrificados desde su infancia y que escriben letras que construyen amor, familia, sociedad y no antivalores para los incautos e impulsivos adolescentes que los idolatran sin ver más allá.

Maluma, un ser narcisista, vanidoso en exceso, arrogante, prepotente, maltratador de sus fans y que refugiado en una vida vacía se siente el rey del mundo por poseer dinero y fama, ambas cosas transitorias y sin valor alguno porque el mismo con su poca consciencia y marcada simpleza mental y espiritual no se pertenece.

Y Claudia Palacios también tiene razón. Los invito y sobre todo las invito chicas jóvenes (muchas cómplices inconscientes de esta cultura regetonera degradante y vacía) a leer su columna.

*Psicólogo clínico, psicoanalista y psicoterapeuta de la Universidad Nacional de Colombia.

Líder de campaña de Prevención del Suicidio Juvenil.

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