Cómo mejoramos nuestros hábitos
Nadie nace con hábitos, estos se adquieren a medida que crecemos y maduramos y no surgen sin ser provocados.
En las ciencias de la salud, los hábitos se definen como cualquier conducta que se repite regularmente a partir de mecanismos requeridos, mediante un raciocinio y de él se adquiere un nuevo comportamiento que se aprende de manera inmediata.
Pero no todos los hábitos son positivos, ya que algunos de ellos conllevan a un innecesario desperdicio de energía cuando implementamos procesos mentales que se podrían aprovechar en tareas más exigentes.
Un ejemplo de ello es cuando al querer ser atractivos y ser aceptados por la sociedad, buscamos un atractivo físico ideal y terminamos fantaseado con un idilio que no existe, basado en nuestras debilidades. De manera que si no cumplimos con ese estereotipo impuesto por la sociedad, nos sentimos infelices.
Aristóteles, en su ética a Nicomaco, definía los hábitos como aquellos comportamientos buenos o malos respecto a nuestras pasiones. Eso quiere decir que nuestros hábitos predisponen a nuestra conducta en la realización de una tarea o actividad.
La naturaleza también predispone al desarrollo de nuestros hábitos ya que, a medida que tiende a envolvernos, cambia nuestro carácter inclinándonos a desarrollar nuevas costumbres en otros ambientes.
Si quieres establecer hábitos duraderos, tienes que planearlos detalladamente. Hay que pensarlo bien, para establecer un hábito de vida saludable permanente que influirá en tu bienestar y salud. No es suficiente con decir: mañana empezaré una rutina; tampoco tienes que tirarte una tarde para que lo planees, pero sí debes tomarte el tiempo necesario para detallar por escrito las acciones o pasos que debes realizar para conseguirlo.
Es importante tener en cuenta que nuestros valores y experiencias significativas definen y construyen nuestros hábitos. Por tanto, los hábitos se crean, no nacemos con ellos y se pueden volver necesidades y nos llevan a realizar acciones automatizadas.
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