¿Qué es la autoestima?
La autoestima incluye sentimientos y creencias que se tiene a cerca de sí mismo y afecta a todo lo que se hace en la vida. Es compleja, cambiante y está entrelazada con el ser. Es la confianza que tenemos de nuestras propias ideas, que nos lleva a afrontar los propios desafíos e iniciar nuevas actividades con decisión, nos describimos a sí mismos positivamente cuando nos sentimos capaces de lo que hacemos y negativamente cuando nos sentimos incompetentes.
Si los sentimientos que nuestro ser nos despierta son positivas, gozamos de una autoestima alta, lo que se traduce en una sana satisfacción personal. Si, por el contrario, pensamos mal de nosotros mismos, podemos tener baja autoestima, lo que puede traer problemas para nuestra salud mental.
Cuando la autoestima siendo alta o baja se aleja de la realidad, puede hacer difícil nuestra relación con el entorno, por ejemplo, una autoestima demasiado alta puede nublar nuestra percepción de la realidad y hacernos sentir que nadie es tan bueno como nosotros y que no podemos aprender nada de los demás; mientras que una autoestima baja puede hacernos sentir incapaces de mejorar nuestras condiciones. En ambos casos, perdemos oportunidades de desarrollar nuestro potencial.
¿Qué puede causar una baja autoestima?
Las causas de una baja autoestima son múltiples, lo que hace complejo lograr un buen equilibrio. Puede deberse a experiencias negativas con el entorno o a una serie de conceptos errados que nos imponemos. Por eso la autoestima puede variar de nivel de acuerdo al momento vital que estemos enfrentando.
Aunque no se pueden estandarizar definitivamente, algunas de las causas más comunes para la baja autoestima son los abusos de todo tipo, el bullying, la crítica destructiva y el fracaso mal manejado, entre otras experiencias negativas. Los seres humanos nos podemos enfrentar a este tipo de situaciones en cualquier momento, sin embargo, suele ser más problemático en la infancia y la adolescencia porque no tenemos las herramientas suficientes para responder a estas de manera positiva.
Además de las diferentes situaciones sociales que vivimos, hay unas causas externas a las que todos estamos expuestos y a las que podemos ser más o menos vulnerables: los estándares que nos transmiten los medios de comunicación. Culturalmente nos enfrentamos a ideales, tanto físicos como sociales que nos pueden hacer sentir insuficientes como personas. Estos ideales varían en el tiempo y el espacio, por ejemplo, en Corea del Sur, en la actualidad, es muy importante tener la piel blanca y tersa, mientras que en los países latinos un buen bronceado es signo de tener un estilo de vida lujoso. Quienes se salen de estos estándares y se comparan demasiado, pueden sentirse rechazados por la sociedad, aunque no sea completamente cierto, lo que termina afectando el valor que se dan a sí mismos.
¿Cuáles son los síntomas relacionados con los problemas de autoestima?
Los problemas de autoestima se manifiestan en la duda sobre nuestras capacidades, lo que puede despertar tristeza y miedo injustificado a diferentes situaciones. Las creencias negativas son parte de la vida, pero cuando se apoderan de ella no dejan que siga su curso normal.
Así, si tenemos problemas de autoestima podemos detectar que se afecta nuestra capacidad de socializar, nuestra autoimagen y el nivel de satisfacción personal. Tememos a cosas que antes podíamos manejar o que ni siquiera eran de importancia para nosotros, empezamos a sentir que no somos lo suficientemente buenos, de acuerdo con lo que hayamos enfrentado. Cuando empezamos a pensar de más, somos demasiado autocríticos, nos sentimos inseguros o sufrimos de ansiedad puede deberse a una baja autoestima.
¿Cuáles son las consecuencias de tener una baja autoestima?
Al igual que con sus causas, las consecuencias de una baja autoestima pueden variar enormemente de una persona a otra. Puede presentarse desde una ligera inseguridad, hasta fobias sociales, trastornos de la alimentación y depresión, enfermedades mentales de gran cuidado.
Nuestra mente es muy poderosa y puede disfrazar este problema de diferentes maneras, por ejemplo, en el desánimo o la pereza de llevar a cabo alguna actividad que en realidad nos despierta temor, porque sentimos que fracasaremos en ella, como asistir a una fiesta o aplicar a un trabajo nuevo. También podemos sentir vergüenza, tristeza o ser muy indecisos, por esa desconfianza en nuestras capacidades.
La baja autoestima va afectando las ideas que tenemos sobre lo que somos y podemos hacer, además, esa falta de seguridad puede llevarnos inconscientemente a reafirmar nuestros temores. Por ejemplo, un niño que teme a hablar en público, porque siente que sus conocimientos o habilidades son inferiores a los de sus pares, puede agobiarse cuando el profesor le hace una pregunta en clase y fallar en la respuesta, para terminar comprobando que no es tan inteligente como los demás.
¿Qué es el autoconcepto?
El autoconcepto es un componente de la autoestima, y son las ideas que tenemos sobre lo que somos, Además, están interconectado porque la una afecta al otro. Cuando tenemos baja autoestima podemos distorsionar nuestro autoconcepto.
La percepción de nuestras cualidades y defectos puede variar con nuestras experiencias. Por ejemplo, en casa toda nuestra familia es delgada y alta, no vemos nada negativo en ello porque las personas a nuestro alrededor no lo cuestionan, sin embargo, en una nueva escuela los niños empiezan a burlarse de nosotros y a resaltar que esas dos características físicas son algo negativo porque llaman mucho la atención, ahora ya no vemos que ser delgados y altos sea algo normal y hasta agradable, sino que es algo que nos hace diferentes y nos sentimos mal por ello. Así la autoestima comienza a afectarse hasta distorsionar nuestro autoconcepto e impedir que disfrutemos de nuestro cuerpo como lo hacíamos antes.
¿Cómo puede ayudar la psicología a mejorar la autoestima?
Además de ayudar a identificar este problema, la psicología también nos brinda las claves para enfrentarlo. Como se mencionó anteriormente, este apoyo puede ser necesario en cualquier momento de la vida, pero en las etapas de formación es fundamental.
Para los niños de los 3 a los 6 años, que están empezando a formar su identidad, se recomienda dejar que empiecen a hacer cosas por ellos mismos y tengan algunas responsabilidades, así se sentirán seguros, aprenderán de sus errores y empezarán a conocer sus capacidades. Una dinámica que se puede hacer en familia es pintar el nombre de cada uno y poner a su alrededor las cosas que nos gustan de cada integrante, así el niño va a aprendiendo sus cualidades y apreciando las de los demás.
En cuanto a los niños de los 6 a los 12 años, ya empiezan a entender más su cuerpo y a compararse con los demás, lo que puede ser muy delicado, por ello los padres deben tomar un rol principal en estimular a su hijo, sin imponerle expectativas inalcanzables, y en restarle importancia a la apariencia física. En esta etapa son importantes los juegos más estructurados con amigos, como los deportes por equipos, así aprenderán el manejo de las emociones y de situaciones frustrantes.
Un ejercicio que puede ser válido para todas las edades es aprender a decir no. En vez de buscar la aprobación de los demás al complacerlos, debemos anteponer nuestro ser, lo que pensamos y queremos hacer en realidad.
¿Quién te puede ayudar?
Cuando empezamos a ver que tenemos un problema de autoestima es importante acudir a un psicólogo para que nos ayude a identificar en dónde se generó y qué podemos hacer para solucionarlo. En nuestro portal web Psicologos.com.co seguro encontrarás profesionales que podrán acompañarte en el proceso de recuperar la autoestima.
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