Guía práctica para ofrecer primeros auxilios emocionales

¿Quién no ha visto a un ser querido sufrir y ha querido ayudarlo? Los dolores de la vida son inevitables, pero para sobrellevarlos es muy útil tener cerca una ayuda acertada.

18 AGO 2017 · Lectura: min.
Ayudar y estar disponible para el otro no significa que éste tenga la obligación de contarte con 'pelos y señales' lo que siente o lo que le pasó.

Algunas circunstancias grises empañan la vida y nos dejan helados. Una muerte, una separación u otro momento estremecedor, puede hacer que el panorama se cierre de forma tal que necesitemos ayuda de manera urgente. El problema es que muchos no saben qué hacer o, con toda la buena intención, empeoran las cosas haciendo lo que no 'se debe'.

Si has sido testigo de un momento así, y no has sabido qué hacer para ayudar a la persona que está atravesando una crisis, con esta sencilla guía de primeros auxilios emocionales podrás armar una buena base para actuar en una futura oportunidad.

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1. Ofrece tu ayuda

Aunque suene obvio, no lo es. En momentos de incertidumbre uno de los mejores regalos que podemos dar es ser directos y francos con preguntas certeras como: "¿Qué puedo hacer por ti?". El verdadero apoyo emocional inicia cuando nos ponemos en la tarea de saber qué circunstancia desencadena el dolor pero para intentar ayudar y no para darle gusto a la curiosidad.

Especialmente si la persona que sufre es de confianza, es mejor no intentar adivinar qué necesita sino ser claro y hacerle saber que estamos presentes para ayudar.  

2. Escucha

Otros casos en situaciones de dolor son aquellos donde la rabia o el dolor impulsan a la persona a un elevado grado de tensión en donde lo mejor es dejar que se desahogue. Aunque las emociones a veces sacan lo peor de nosotros, es momento de ser pacientes con el que está lastimado y apoyarlo escuchándolo sin que esto implique que estamos de acuerdo con lo que dice. Apoyar es estar alerta a las necesidades de la otra persona y a veces eso implica no hablar mucho y sí escuchar bastante.

Saturar de consejos no es útil, intentar imponer una posición tampoco, mucho menos tratar de obligar a la persona herida a hacer cosas o a actuar como no quiere hacerlo. Dale la oportunidad de que se exprese.  Mientras más cercanos seamos a la persona que está en crisis, más se nos va a dificultar nuestra intervención, por lo tanto muchas veces, lo mejor es guardar silencio y estar alerta a que la persona no se haga daño, y tener claro en que momento recurrir en búsqueda de ayuda de una persona ajena al circulo familiar o de amistades. 

3. El silencio también importa

No hay por qué relacionar el silencio con incomodidad. Estar ahí, al lado de quien llora y sufre, es una buena manera de ayudarlo, esto implica también aceptar los silencios como algo completamente natural. Demostrar que el silencio no te incomoda puede restarle tensiones y frustraciones a la persona lastimada.

Todo tiene su tiempo y quizás luego del periodo de silencio, se presente la oportunidad de acudir a asesoría psicológica que le oriente en el cómo sobrellevar el mal momento.  "No podemos jugar a ser héroes, porque terminamos sacrificados, ya que en primer lugar el ser cercanos a la persona nos resta objetividad y en segundo lugar no se tiene una preparación y unos conocimientos en psicología para abordar de forma adecuada el tema", indica el psicólogo Alejandro Agudelo.

4. Respeta el llanto

Es normal que nos duela ver a alguien sufrir, seguramente queremos que la otra persona conserve la calma y no llore, pero ante una tragedia o tristeza llorar no es algo malo. Independientemente de si es hombre o mujer, el llanto (hasta cierto punto) es un acto liberador y terapéutico bastante útil.

En muchas sociedades ha empezado a entenderse que llorar es un buen ejercicio para liberar tensiones y frustraciones.

Vea además: La importancia de la empatía

Ofrece un abrazo sincero y sin presiones. Más que tener el consejo perfecto a veces el acto de estar cerca, tener un contacto físico y estrechar lazos, ayuda a que la persona exteriorice lo que siente y también a que se sienta rodeada, envuelta con cariño.

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5. No presiones

Ayudar y estar disponible para el otro no significa que éste tenga la obligación de contarte con 'pelos y señales' lo que siente o lo que le pasó. Recuerda que el importante no eres tú y que las circunstancias que hayan pasado no modifican el dolor que ya se ha despertado en ese corazón.

Algunas personas se despachan hablando y verbalizando su ira, su dolor y frustración sin ningún freno… Otros callan y prefieren no revelar nada. Ambas posturas merecen tu respeto y solo deberías intervenir si una opinión experta así te lo hace ver.

"La elaboración del duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta su ausencia". - Jorge Bucay, médico psiquiatra y terapeuta.

6. Mantente alerta

Cuando se presentan crisis y episodios de depresión la vida se puede percibir como un lente empañado, es decir, el afectado puede perder de vista lo importante y dejarse llevar por el mar de emociones que se le han despertado por dentro. Lo que puedes hacer es ocuparte de algunas cosas prácticas de la vida, quizás algunas diligencias o preguntarle si ya desayunó… Detalles prácticos pero sencillos que le harán sentir que es apreciado e importante.

7. Dar espacio

Cada cabeza es un mundo absolutamente diferente, es imposible generalizar y acertar, por eso a pesar de que a ti te parezca una locura dejarlo solo puede representar una actitud de respeto.

Puedes estar atento y alerta a cualquier novedad, hacerle saber y recalcar que estarás ahí cuando te necesite, pero parte del amor es entender que algunas personas prefieren estar solas cuando están tristes y eso tampoco está mal.

Es cuestión de no intentar imponer tus métodos sino de ir con cautela y demostrar interés. Evitar caer en extremos de desinterés o 'intensidad' graduando el volumen de tus acciones.

Recuerda que ante situaciones difíciles debes acudir y atender el consejo de los profesionales de la psicología, no tiene nada de malo buscar ayuda, lo malo es cohibirse si buscarla cuando de verdad se necesita, Además, si tu puedes hacer la diferencia en la vida de alguien que sufre: Inténtalo, vale la pena.

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Psicólogos
Escrito por

Revisado: Alejandro Agudelo

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