Sobre aquello que nadie quiere hablar... pero debemos

Este articulo intenta realizar un breve acercamiento a los procesos de pérdida y duelo de manera constructiva y sana, desde la infancia hasta la etapa adulta.

6 MAR 2019 · Lectura: min.
Sobre aquello que nadie quiere hablar... pero debemos

Naces, creces, te reproduces y… ¡ojalá fuera tan fácil! Sí, ojalá el ciclo de la vida fuera tan fácil como lo dictaban las clases de biología en la escuela primaria: partes estables de un "plan estricto y diseñado de la naturaleza". Lo cierto es que aunque en muchos casos se cumplen dichas pautas en el plan; también hay un sinnúmero de experiencias entre ellas y lo más importante aún, cada una más compleja que la anterior. Desde la misma fecundación estamos creciendo, estamos cambiando.

¡Y cuánto miedo da! Quizá por eso es tan común encontrar dentro de la lógica coloquial: el "nunca cambies" de los mejores amigos adolescentes, los deseos de los novios de mantener para siempre un acontecimiento hermoso o el sueño de las familias de estar "siempre juntas". Es claro que cuando la vida es "buena y tranquila", ¿quién quiere detenerse y tan siquiera dibujar la posibilidad que ese momento también pase?

El ser humano se mueve cada día entre la angustia de mantenerse arraigado en un lugar: una familia de referencia, un grupo social, una residencia, trabajo estable etc. y el reconocimiento de la fecha de caducidad de las cosas. A esto le llama Riemann (1978) un tipo de angustia fundamental "ante la trasformación, como signo de transitoriedad e inseguridad" (pag. 19)

Desde niños afrontamos diferentes situaciones que se podrían denominar pérdidas: ¿quién no lloró cuando su juguete favorito al final se rompió o perdió?, ante el reconocimiento del final de la vida de tu primera mascota, cuando por primera vez tu mamá te dijo "eres muy grande para…" o al cambiar de escuela primaria, al bachillerato y luego la universidad; donde en cada etapa dejamos atrás amistades y la cotidianidad se convirtió de pronto en recuerdos. El inicio y el final de los primeros amores, que con el corazón aún roto dictamos: "no me vuelve a pasar" y ¡volvió a pasar más de una vez!; el primer empleo con los primeros "no le renovamos el contrato" y más adelante los familiares que, sin esperarlo, de repente una Navidad... ya no estaban...

Para bien o para mal, es un hecho básico que las cosas no se mantienen eternas, aquel dictamen "naces- mueres" no es si no, en otras palabras, que siempre se está con cada paso dentro del ciclo vital; por una parte "Re-naciendo" con cada experiencia que te lleva a conocer y construir una visión actualizada sobre lo que eres y, al mismo tiempo dejando atrás, en algún sentido, una parte de lo que fuimos.

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Reconocer esta realidad dentro de la dinámica de la existencia, si bien es algo que produce angustia, el aceptarlo también nos pone en perspectiva hacia el futuro. Es decir, que es porque reconocemos que más allá este preciso momento –sea bueno o malo- existen posibilidades, continuamos viviendo; vivimos en un presente continuo (De Castro, García & González, 2017)

Y aunque es un hecho que nadie quiera hablar de la muerte o las pérdidas asociadas al cambio, es un tema que nos toca a todos; algunas veces las personas que atraviesan duelos muy fuertes, me han preguntado dentro y fuera de consulta ¿cómo haré para volver a ser la misma?, ¿será que sí podré superarlo?; ¿cómo hacer para afrontar esta realidad y superar lo que creemos perdido? No se trata de tomar una actitud apática ante la vida y decir "al final todo pasa", después de todo el pasado y nuestra historia son aspectos que hacen parte de quienes somos hoy, y aunque es un hecho que no se puede cambiar el pasado, lo que sí es posible es transformar es la visión que tenemos sobre él con la expectativa de vivir mejor.

Las pérdidas duelen

Asumir que ciertas cosas ya jamás serán cómo fueron, son aspectos que se deben trabajar y elaborar; afrontar este hecho con el dolor que lleva implícito es la única manera para sobreponerse, es un proceso que se debe y se puede realizar desde cualquier edad -porque muchas veces se piensa que los niños no entienden y vaya que lo hacen-. De otra manera, nos condenamos al estancamiento emocional de la insatisfacción y culpa de "aquello que pudo ser y no fue o ya no es más o al sometimiento ante una infructuosa repetición de lo que ya fue y no puede construir más, lo que son ilusiones a largo plazo frustrantes e insatisfactorias.

Es en este sentido, que las respuestas que invariablemente encuentran las personas a dichas preguntas, resuenan bajo la armonía: "sí se puede, y ahora soy mejor" porque con cada experiencia no sólo cambia el contexto directo, sino que también lleva implícita la posibilidad que cambies tú. Y para todos aquellos que están pasando por una situación de pérdida difícil, recuerda que:

"aunque la muerte nos destruye, la idea de la misma nos salva" (Yalom, 1989)

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

Riemann, F. (1978). Formas básicas de la angustia. barcelona: herder.

De Castro, A., García , G., & González, R. (2017). Psicología Clínica: Fundamentos Existenciales ( 3 ed.). Barranquilla: Universidad del Norte.

Yalom, I. (1984). Psicoterapia Existencial. Barcelona: Herder.

Yalom, I. (1989). Verdugo del amor: historias sobre psicoterapia. Grupo editorial: planeta.

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Escrito por

Psi. Eva María Méndez

Psicóloga-Terapeuta, Magister en psicología clínica-enfoque humanista existencial; con conocimientos académicos en Pintura artística y Danza clásica. Experiencia en atención clínica terapéutica a adolescentes y adultos; e intervención psicosocial y educativa en poblaciones vulnerables. Experiencia en el área de la investigación y docencia universitaria.

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Comentarios 2
  • Andrea duarte

    ¿Cómo sobrellevar una separación?

  • Marcela yepes

    Gracias muy buen artículo

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