Los trastornos alimenticios afectan desde la niñez

Los niños tienen cada vez más problemas en su crianza en la actualidad. Uno de los problemas recurrentes es la proliferación de los trastornos alimenticios.

27 NOV 2018 · Lectura: min.
Hasta el 42% de las niñas que se encuentran entre el primer y el tercer grado de primaria desean estar delgadas y el 81% de las niñas de 10 años tienen miedo de estar gordas.

Cada vez más los niños y jóvenes están padeciendo de trastornos alimenticios que los afectan gravemente en sus etapas de desarrollo. La influencia de la televisión, las redes sociales, el Internet y, en general, los medios de comunicación pueden llegar a afectar la imagen que los adolescentes y prepúberes tienen de sí mismos, haciéndolos preocupar de su aspecto físico y acomplejarse de su cuerpo. Este tipo de situaciones son más frecuentes cuando los jóvenes alcanzan la pubertad y sus cuerpos empiezan a desarrollarse y a cambiar.

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Debido a esta situación se generan todo tipo de presiones sociales en los menores que en algunos casos los empujan a generar desórdenes alimenticios como el trastorno por atracón, la bulimia y la anorexia.

“Una de las cosas más afortunadas que te pueden suceder en la vida es tener una infancia feliz” - Agatha Christie, escritora y dramaturga británica.

Otros problemas, quizá menos graves, son los casos de niños que comen de manera muy lenta y distrayéndose por cualquier cosa, los niños que se niegan a comer comida sólida o negarse a comer toda la comida del plato. Estos problemas, en muchos casos, suelen desaparecer con el tiempo, pero también pueden ser precursores para desórdenes mucho más graves.

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Las causas de los trastornos

Los expertos aún no se han puesto de acuerdo totalmente con las causas de los desórdenes alimenticios entre los jóvenes. Se cree que tienen que ver combinaciones de factores genéticos, psicológicos, familiares y sociales. También se cree que las personas que tienen un trastorno de la alimentación pueden llegar a sentirse estresadas o incómodas por algún aspecto de sus vidas, sintiendo la necesidad de ser perfectos y tener el control.

Según estudios realizados en Estados Unidos, hasta el 42% de las niñas que se encuentran entre el primer y el tercer grado de primaria desean estar delgadas y el 81% de las niñas de 10 años tienen miedo de estar gordas.

Fit, no es siempre sinónimo de saludable

El mismo estudio señala que un gran número de los pacientes que padecen de trastornos de la alimentación empiezan a manifestar el desorden entre los 11 y los 13 años. Además, las niñas que empiezan a menstruar antes que sus compañeras de clase usualmente tienden a tener mayores problemas con su imagen personal y suelen tener un mayor riesgo de generar trastornos alimenticios.

De acuerdo con los psicólogos, entre los factores de riesgos que pueden existir para que los jóvenes desarrollen desórdenes de la alimentación se encuentran:

  • Baja autoestima.
  • Insatisfacción con su imagen corporal.
  • Haber sido víctimas de abuso físico o sexual.
  • Rasgos de la personalidad (ser perfeccionista)
  • Tener historial familiar de trastornos alimentarios u obesidad
  • Presencia de alcoholismo en familiares cercanos.
  • Practicar ballet, gimnasia, porrismo o modelaje.
  • Tener historial de dietas excesivas, omitir comidas con frecuencia o hacer ejercicio compulsivamente.

Reconoce el desorden

Los principales trastornos alimenticios que sufren jóvenes y niños pueden ser identificables si nosotros como padres o como cuidadores prestamos suficiente atención a sus hábitos de alimentación.

  • En el caso del trastorno por 'atracones', se trata de jóvenes comedores compulsivos que consumen de manera regular, más de tres veces en una semana, grandes cantidades de comida. Estos jóvenes usualmente se avergüenzan de la cantidad de comida que consumen y sienten que no pueden controlar la necesidad de consumir alimentos en grandes cantidades.

Este desorden se caracteriza por:

  1. Comer grandes cantidades de alimento en un período corto de tiempo.
  2. Comer incluso cuando no tiene hambre.
  3. Comer hasta el punto de sentir molestia.
  4. Comer solo o comer de manera normal durante las comidas y, luego, comer grandes cantidades de alimentos cuando el niño se encuentra solo.
  5. Escabullirse para comer y esconder la comida son otros de los síntomas del trastorno por atracones.
  6. Sentirse disgustado, deprimido o culpable después de comer mucho.

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Entre sus riesgos se encuentran el aumento de peso y afecciones de salud asociadas con el sobrepeso y la obesidad, como: Cardiopatía, colesterol alto, diabetes, presión arterial alta y problemas estomacales.

  • Por su parte las personas que padecen anorexia están obsesionadas con ser más delgadas de lo que son, por lo que no quieren comer para no tener el riesgo de aumentar de peso.

Se caracteriza especialmente por:

  1. Sentir que tiene sobrepeso a pesar de estar muy delgado.
  2. Temor a aumentar de peso y estar muy delgado.
  3. Sentir una obsesión con la comida.
  4. Contar constantemente calorías, carbohidratos y gramos de grasa de cada alimento a consumir.
  5. Los jóvenes que sufren de anorexia suelen crear “rituales de comida”, donde por ejemplo mastican cada bocado una cierta cantidad de veces.
  6. Usan pastillas para adelgazar, diuréticos o laxantes para mantener su peso y en las jóvenes, suele presentarse la falta de periodo menstrual o períodos irregulares.

Entre sus riesgos se encuentran la dificultad para concentrarse, además de problemas estomacales, cardíacos y renales, osteoporosis, piel y cabello secos, debilidad y la muerte, en los casos más graves.

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  • Las personas que padecen de bulimia comen mucha comida que luego vomitan o usan laxantes para eliminar cualquier rastro de sus cuerpos. Generalmente tienden a tener un peso relativamente normal, con ocasionales subidas o bajadas en el mismo.

Sus principales características son:

  1. Se saltan comidas o comen solo porciones pequeñas.
  2. Se escabullen para comer y esconden envoltorios de comida vacíos.
  3. También evitan comer alrededor de otros.
  4. Vomitan después de comer y usan diuréticos o laxantes.
  5. Buscan realizar ayunos y realizar ejercicio en exceso.

Entre sus riesgos se encuentran aumento de peso, además de problemas estomacales, dentales cardíacos y renales. La muerte, en los casos más graves.

¿Qué hacer para ayudar a un joven que padece un trastorno alimenticio?

Si sospechas que tu hijo padece algún trastorno alimenticio es importante que intervengas rápidamente y busques ayuda. Es posible que el adolescente o prepúber reaccione de manera defensiva o niegue padecer algún tipo de trastorno, por lo que no se le debe presionar y tratar de ser comprensivos, pero sin perder nunca el norte, que es el de garantizarle una atención médica y psicológica.

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Es muy probable que el pequeño crea que está bien y no necesita ayuda, por lo que buscar que acepte su condición es particularmente difícil y puede suponer un reto a nosotros como padres o cuidadores.

Al hablar con los jóvenes trata de no usar frases en segunda persona (tú) y trata de optar por la primera persona (yo). De esta forma en lugar de decir frases que generan un impacto negativo y pueden hacer que el joven entre en un estado de negación, como: “tienes un trastorno de la alimentación” o “estás demasiado gordo”, usa mejor frases como “me preocupa que hayas ganado (o perdido) tanto peso en tan poco tiempo”.

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Si sigues encontrando resistencia por parte de tu hijo, busca ayuda de un psicólogo que te podrá ayudar a encontrar otro enfoque para lograr el aproximamiento necesario para que acepte la ayuda profesional.

Papel de los adultos

Nosotros como padres o cuidadores tenemos un papel fundamental para evitar el desarrollo de los trastornos alimenticios en niños y adolescentes, ayudándoles a que desarrollen actitudes sanas ante la comida y la alimentación.

Ante todo, tenemos que empezar por nosotros mismos y la imagen que proyectamos. Si constantemente decimos que estamos gordos, o realizamos dietas de manera irregular con las cuales perdemos peso y lo retomamos casi inmediatamente o nos quejamos de no hacer suficiente ejercicio, nuestros pequeños van a creer que está bien tener una imagen corporal distorsionada.

También es clave evitar las discusiones por comida, los adolescentes suelen atravesar por etapas donde son caprichosos con la comida, por lo que es importante que establezcas límites claros y fomentes hábitos alimenticios saludables, evitando generar peleas relacionadas con la comida. Si su hijo quiere ser vegetariano, apóyalo aunque tú seas un aficionado a todo tipo de carnes.

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Además, trata de adoptar comportamientos y un estilo de vida saludable para ti y tu familia. Busca que tus hijos participen de estas rutinas, enséñales a preparar alimentos saludables y nutritivos haciéndolos comprender que está bien comer cuando se tiene hambre y que puede rechazar comida cuando se sientan llenos.

Recuerda que este tipo de problemas siempre tienen solución en nuestros hijos mientras ellos encuentren tu apoyo incondicional y puedan ser asesorados por un psicólogo experto. 

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