¿Por qué deberías dejar de gritar a tus hijos?

Gritar a nuestros hijos no es el mejor método de crianza que existe. Date cuenta del daño que le haces a tus pequeños cada vez que alzas la voz y aprende cómo remediarlo.

31 OCT 2018 · Lectura: min.
Los gritos causan miedo en el niño, lo reprimen e, incluso, genera un modelo incorrecto de cómo debería gestionar sus emociones.

Muchas veces ocurre que, como padres, no tenemos más opción que recurrir a los gritos para tratar de controlar a nuestros hijos. Nos parece normal. “Nuestros padres lo hicieron con nosotros y no salimos tan mal”, podemos llegar a pensar, sin embargo diversos estudios realizados por psicólogos expertos nos dan otra respuesta.

Los gritos causan miedo en el niño, lo reprimen e, incluso, genera un modelo incorrecto de cómo debería gestionar sus emociones.

Educar a nuestros hijos no debería implicar imponerles normas a la fuerza, especialmente usando gritos u otras acciones violentas para reforzar nuestras indicaciones. En muchos casos gritamos porque dejamos que el estrés de nuestro día a día nos hace caer en ese error.  “Si tu objetivo como padre es la catarsis, sacar el enojo del cuerpo y demostrar lo enfadado que estás, entonces gritar está perfecto. Si la meta es modificar una conducta del niño o desarrollar un hábito positivo, esa no es la manera de lograrlo”, explica Alan Kazdin, profesor de Psicología y Psiquiatría Infantil en la Universidad de Yale, en Estados Unidos.

La ira se debe gestionar a tiempo

Algo similar opina el médico español Iván Carabaño, del servicio de pediatría del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Para el especialista, es conveniente pedir disculpas al niño cuando se le grita.

“Se grita cuando se canaliza de manera indebida las emociones. Todos los padres acabamos por gritar a nuestros hijos tarde o temprano y quien diga lo contrario, miente. Pero que sea casi inevitable, no significa que esté justificado. Por ello, cuando ocurre conviene pedir disculpas, explicar con calma las razones por las que hemos perdido los nervios y reconocer que no hemos sabido gestionar la situación, para así evitar que ocurra en más ocasiones”, asegura.

¿Tienes problemas para controlar tus emociones? ¿Buscas ayuda experta que te oriente en la forma de criar a tu hijos? Puedes consultar en nuestro listado de psicólogos especialistas, que te auxiliarán en tu momento de necesidad.

Carla Valverde, psicóloga clínica del Centro de Salud Mental de Majadahonda (Madrid), señala a su vez que, en las noches, cuando más cansados nos encontramos, es cuando solemos manejar un tono de voz menos apto para nuestra interacción con los niños.

“Es entonces, cuando los padres comentan que pierden la paciencia con más facilidad y les cuesta mantenerse calmados, por lo que llegan a gritar cuando quieren que sus hijos hagan determinada cosa. También influye la transmisión generacional. Si los padres recibieron gritos de sus progenitores, es posible que normalicen esa situación como la forma habitual de manejar los momentos de desencuentro o tensión con sus hijos”, explica la especialista.

Es posible educar sin gritar, aunque nos pueda parecer un imposible en medio de nuestra frustración. Dejar de gritar se nos hace una tarea difícil porque requiere de un ejercicio de autocontrol importante, pero nos reporta a larga más beneficios de los que imaginamos. Como ya te lo dijimos, educar a un hijo no supone imponerle normas y más normas, una tras de otra, usando gritos para reforzar nuestra posición. Los gritos solo serían válidos con algunas excepciones lógicas, como para alertarlos de un peligro o cualquier otra situación que suponga un riesgo para su integridad o salud.

¿Qué ocurre con nuestros hijos cuando gritamos?

Son innumerables, y casi imposibles de establecer, todas las consecuencias negativas que pueden traer el uso constante de los gritos en los menores. Aquí te traemos una lista de situaciones que se presentan con mucha presencia en un entorno donde los gritos imperan:

1. Perdemos su atención

Cuando intentamos explicar algo o dar una indicación en medio de los gritos, lo más probable es que nuestros hijos no nos hagan caso. Un grito es, básicamente, una interacción negativa que bloquea a los pequeños y los deja muy poco receptivos.

2. Les genera estrés

En muchas oportunidades los gritos pueden llevar a nuestros hijos a un nivel de estrés que los hace incluso llorar. Siempre debemos elegir comunicarnos asertivamente con ellos, buscando las palabras correctas y manteniendo una comunicación no verbal llena de gestos de cariño y empatía.

3. Padres gritones, hijos gritones

Cuando gritamos damos muy mal ejemplo a nuestros hijos. Les enseñamos a gestionar mal las emociones, a que no tengan autocontrol y crecerán creyendo que los gritos son una buena estrategia para hacerse escuchar y entender, cuando podemos darnos cuenta que estas reacciones producen todo lo contrario.

shutterstock-646645432.jpg

4. Los aleja

Cuando gritamos nuestros hijos se alejan y amedrentan. ¿Queremos que nos tengan miedo o que de verdad nos respeten? Cada vez que les gritemos debemos tener esa pregunta en mente. Los aprendizajes requieren tiempo y esfuerzo, con los gritos no tendremos ninguna de las dos cosas, solo un joven rebelde que cada vez estará más lejos de nosotros.

5. Su autoestima se verá afectada

Los gritos también afectan profundamente las emociones del niño. Escuchar gritos constante pueden llevar al pequeño a creer que sus necesidades o sentimientos no son relevantes, por lo que evitarán expresarlos a futuro. Con una infancia llena de gritos de nuestra parte, los jóvenes siempre se sentirán rechazados y tendrán problemas incluso para aceptarse a sí mismos. Pensarán que no están a la altura de nuestras expectativas y ellos mismos no las tendrán, lo que lastimará fuertemente su autoestima.

¿Cómo dejamos de gritar?

Dejar de gritar puede ser un compromiso que hagamos con nosotros mismos luego de un ataque de ira injustificada o después de reflexionar sobre nuestros actos, minutos antes de antes de dormir. Todas esas situaciones, usualmente, quedan olvidadas rápidamente y solemos caer en la espiral de los gritos nuevamente. ¿Cómo dejar de gritar? Sigue estos consejos y cambia la forma de interactuar con tu hijo:

1. Sé empático

Trata de ofrecer empatía cada vez que tu hijo exprese una emoción. Trata de ponerte en su lugar y regálale ese espacio para ser escuchado. A medida que hagas esto, los niños aprenderán a aceptar sus sentimientos y, de esta forma, sabrán cómo manejarlos.

Nueve pasos para una crianza más eficaz

2. Comprométete

Reflexiona sobre tu comportamiento, sobre las veces que has perdido la paciencia y gritado a tus hijos. Comprométete de corazón en dejar de gritar, en hablar con respeto. Si nuestro compromiso es serio, todos lo notarán y los cambios positivos llegarán rápidamente a tu vida.

3. Los niños actuarán como niños

Es imposible pedirle a un niño que actúe como un adulto y, por lo tanto, debes recordar que nuestros pequeños son pequeños. Nuestros hijos juegan y son despreocupados, nuestro trabajo como padres es guiarlos con todo el amor del mundo. Hay cosas que debemos repetirles a diario, como el que hagan la tarea o que se tomen la sopa, por lo que tenemos que evitar gritarles, aunque nos sintamos desesperados. Como ya te dijimos, es nuestros trabajo como padres y es nuestro compromiso con la vida el criarlos de la manera más asertiva posible.

shutterstock-58314529.jpg

4. Trátalo con respeto

Los niños deben ser tratados con respeto siempre. Cuando son tratados con respeto, suelen comportarse bien y tratar con ese mismo respeto a los demás. ¿Gritarías a alguien por el que tienes respeto? La respuesta más probable a esa pregunta es un rotundo no, entonces ¿por qué le gritarías a tu hijo?

5. Respira, cálmate

Cada vez que sientas rabia, trata de respirar y contar hasta diez. Aléjate de la situación que te hizo enfurecer, date espacio para expresar estos sentimientos negativos sin tener que herir o gritar a otra persona, en especial a tu hijo.

Sabemos que dejar de gritar a tus hijos puede ser una tarea difícil y que es una tradición negativa que está fuertemente arraigada en nosotros, pero date una oportunidad para modificar esos arcaicos métodos de crianza. Tratar con respeto a nuestros hijos y no gritarlos, establece fuertes bases para adultos sanos emocionalmente. Solo necesitas de tu compromiso.

¿Quieres seguir leyendo?

¡Muy fácil! Accede gratis a todos los contenidos de nuestra plataforma con artículos escritos por profesionales de la psicología.

Al continuar con Google, aceptas nuestras Condiciones de uso y Política de Protección de Datos


PUBLICIDAD

Psicólogos
Escrito por

Psicologos.com.co

Nuestro comité de expertos, formado por psicólogos colegiados, se compromete a proporcionar información y recursos precisos y confiables. Toda la información se respalda con evidencia científica y se contrasta para garantizar la calidad de sus contenidos.
Consulta a nuestros mejores especialistas en psicología de la adolescencia
Deja tu comentario

PUBLICIDAD

últimos artículos sobre psicología de la adolescencia

PUBLICIDAD