Ideas para que los niños aprendan a gestionar sus emociones

El manejo de las emociones es una tarea en la que los padres jugamos un papel fundamental. ¿Ya sabes cómo ayudar a tus hijos en su desarrollo emocional?

20 ABR 2018 · Lectura: min.
Todo el que sea padre o madre seguramente querrá ayudar a sus pequeños en este aprendizaje pero, al no saber qué hacer, ven transcurrir las vidas de sus niños entre berrinches y frustraciones.

Desarrollarnos emocionalmente es un proceso imprescindible para disfrutar y ser felices en la vida. Parte de esta tarea está en el manejo de las emociones, una batalla que cuesta bastante incluso cuando ya somos adultos.

Trabajar en esto desde que somos bebés ayuda bastante, pues crea una base fundamental para que tengamos las habilidades para resolver diferentes tipos de problemas que se nos puedan presentar.

Todo el que sea padre o madre seguramente querrá ayudar a sus pequeños en este aprendizaje pero, al no saber qué hacer, ven transcurrir las vidas de sus niños entre berrinches y frustraciones. 

¿Qué son las emociones?

Para los niños no es fácil identificar o explicar sus emociones y por eso es importante que los padres les enseñen qué es o cómo se puede interpretar cada emoción humana. 

Cuando son muy pequeños, los niños se pueden familiarizar con las emociones básicas y para ellos resulta más fácil darse a entender si sus papás les han explicado que son sensaciones naturales y comunes a todos:

Ira: la siento cuando no obtengo lo que quiero. A los adultos también nos pasa y debemos explicar a los niños que muchas veces, en la vida, no obtenemos lo que queremos o lo que creemos merecer; nos da rabia y tenemos que tranquilizarnos para entender que muchas cosas se escapan a nuestro control y que perdemos mucha energía en esa rabia que, finalmente, no nos aportará lo que tanto deseábamos. 

Miedo: todos experimentamos miedo ante peligros imaginarios o reales. Con el miedo, nos movemos con precaución, teniendo cuidado de no hacernos daño. Si no somos capaces de controlar nuestro miedo, pedimos ayuda a los amigos y a la familia. 

Asco: cuando una comida nos desagrada o cuando hay algo que vemos y nos produce rechazo, estamos ante el asco. Es importante que el niño lo diferencie del miedo, porque cuando algo nos da asco lo podemos evitar o lo podemos cambiar para transformarlo en algo que sí nos agrade.

Tristeza: es el dolor que nos produce la pérdida de algo o alguien, lo mal que nos sentimos ante una separación. El niño debe entender que los adultos también pueden estar tristes y también lloran.

Alegría: ese sentimiento tan placentero que nos produce ver a una persona, lograr una meta, jugar con un juguete nuevo, estar con los amigos o la familia. 

Sorpresa: es la sensación que se asocia a lo inesperado, al asombro. Un espectáculo de magia nos causa sorpresa y queremos encontrar el truco. La sorpresa de un regalo inesperado o de un encuentro no planeado, es maravilloso y todos lo disfrutamos.

Basureros emocionales

Este ejercicio te ayudará a jugar con tus hijos pequeños para explicarles mejor en qué consisten las emociones:

  • Basta con guardar o conseguir algunas botellas plásticas, teniendo en cuenta que lo importante es que sean transparentes para que podamos ver lo que iremos depositando.
  • Puedes usar 3 o 4, lo que sí es fundamental es que involucres a los niños y los invites a decorar cada botella según la emoción que represente.
  • Como existen tantas emociones puedes conversar con tu pequeño para decidir cuáles son las que quiera representar.

Cuando los niños están pequeños tal vez no tengan muy claras las emociones que más les interesan o afectan, por eso se aconseja sugerirles que escojan 2 o 3 de las que más experimenten durante el día, por ejemplo la alegría, la tristeza, el asco… y que luego, nosotros como padres escojamos un par de las que notemos que le cuestan algo de trabajo o que ya están convirtiéndose en un problema, podemos mencionar aquí el miedo, la rabia, el enojo, la frustración, la tristeza y la angustia (tú eres quien mejor sabrá cuál encaja acá).

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Esta actividad de decoración y acuerdo debe realizarse en familia para que todos estén involucrados apoyando al niño en su esfuerzo por desarrollarse emocionalmente. Ellos van a usar los basureros, por eso la decoración la deben hacer ellos mismos para que se identifiquen claramente con lo que representan.

No los cohíbas ni les indiques cómo deben dibujar según lo que tú crees que representaría esa emoción, lo valioso es que la emoción se represente tal como el niño la visualiza.

Se vale decorar con papel, con pinturas, con escarcha o mireya, con stickers o con recortes. Todo depende de la creatividad y del gusto, pero la idea es decorar la parte de arriba de la botella o del frasco y no el centro porque como ya dijimos, la idea es que sea visible lo que depositemos.

Eso sí: ten en cuenta que los niños no deben manejar objetos peligrosos como las tijeras sin la debida vigilancia de los adultos.

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Manos a la obra

Al tener listos nuestros basureros y claramente identificadas las emociones que representan, debemos ubicarlos en un lugar donde estén visibles y al alcance de los niños. Ojalá los pongas donde compartan mucho tiempo de manera cotidiana, puede ser la sala, el cuarto u otro.

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Ahora ya podemos empezar a usarlos predisponiéndonos siempre, pero de manera positiva.

Considera que si te molestas (porque ellos se molestan) cuando se deben de alistar para ir al colegio lo que importa es ser capaces de cambiar nuestra actitud. En medio del enojo debemos calmarnos recordando que somos el ejemplo que ellos están viendo, y con una actitud serena invitarlos a ir al bote emocional, abrirlo (o abrirlo nosotros si no quieren hacerlo) y que ellos depositen un objeto relacionado a lo que les causó esa emoción.

En el caso de estar enojados por la ropa, por ejemplo, podemos pedirles que metan un botón, un cordón, una media o lo que sea que ellos relacionen a la emoción. Lo más significativo al hacer esto es que mantengamos la calma y tengamos la paciencia para que este sea un acto rodeado de un buen ambiente.

Como mencionamos antes habrá otras emociones -como la alegría- que los niños habrán elegido para dedicarle un basurero emocional, estas también son importantes y podemos representarlas con un objeto a través la misma dinámica. Por ejemplo, si fuimos a cine y por eso los niños sienten alegres, la tira de las boletas puede ir a dar a la botella indicada.

Todas las emociones seleccionadas se pueden representar hasta con el más mínimo detalle, incluso si no tenemos algo para echar allí podemos pedirles que dibujen la situación que les produce la emoción y la depositen allí.

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Si el bote que el niño visita es el del enojo podemos usar esta actividad como la oportunidad para que se calme, y animarlo a sentir que cuando cierra la botella o el recipiente todo lo que le molestaba quedó atrapado sin que pueda alterarlo de nuevo.

Suena muy sencillo, ¿no? Sí, lo es y les sirve incluso a muchos adultos que tienen problemas para manejar sus emociones.

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¿Por qué hacerlo?

Los basureros emocionales no son un 'juego' o distracción cualquiera. Tienen beneficios y lecciones importantes como:

  1. Aprender a identificar las emociones – Al sentir algo e ir al bote debemos repensar lo que pasamos y decidir qué emoción es. El hecho de que los basureros sean transparentes nos ayuda a recordar lo que hemos sentido y el por qué, así podremos ser más conscientes de la existencia de patrones de comportamiento.
  2. Facilitar su gestión – Con saber lo que sentimos aprendemos a gestionarlo siendo más pausados y pensando en lo que está pasando.
  3. Desarrollamos conciencia de las consecuencias – Es muy fácil enceguecernos y dejarnos llevar por una emoción, pero con la práctica de los basureros tanto los niños como los adultos son más reflexivos y saben que obtendrán una repuesta positiva o negativa de lo que hagan, en este caso, de parte de los padres.
  4. Valoramos más - tanto lo que producimos emocionalmente en los otros como lo que ellos producen en nosotros a través de las cosas que hacen.
  5. Comunicamos mejor – Al ver lo que sentimos en estos recipientes nos es más evidente lo que pasa dentro de nosotros (seamos niños o adultos) y con ello aprendemos a socializarlo y compartirlo de manera más pausada y acertada.

Al ver cuál es la botella que más se llena es muy probable que, si se trata de una emoción negativa, sean los mismos niños los que le pidan ayuda a sus padres para mejorar. También puede suceder que gracias a esta observación y reflexión las cosas que los enfadaban, como vestirse, ahora los diviertan.

Evita asociar estos ejercicios a los regaños o castigos, ir al basurero emocional no debe ser una carga sino una ayuda. Te aconsejamos que te diviertas y te animes a que toda la familia tenga sus basureros emocionales. ¡A todos les ayudará!

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Revisado: Sandra L. Mora

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Comentarios 1
  • Ambar Ardila

    Excelente estrategia. Gracias por compartirla

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