En Tiempos del Covid-19.

En estos momentos de coronavirus en donde rogamos por la salud planetaria reflexionamos frente a este momento en donde se paró el mundo y pensamos que equivocados estuvimos. Imbuidos en la banalidad, en el estrés diario, en el alejamiento de Dios y los valores, nos damos cuenta de una sociedad enferma en su salud mental en donde la violencia en todas sus formas :violencia hacia la mujer, hacia los niños y las niñas , repitiendo patrones transgeneracionales, como de bulling, el acoso laboral, acoso sexual, la falta de respeto, las drogas , el alcoholismo ,el robo a mano armada pero también la corrupción de las altas esferas, el abandono físico y emocional de los padres hacia sus hijos, el trabajar en exceso y no compartir en familia, la falta de afecto ,de auto elogios, de aceptación , la discriminación en todas sus formas, La falta de oportunidad, el desempleo, el hambre que aqueja a muchas familias, la falta de oportunidad en un país que aclama por sus derechos y deberes etc,etc, es momento de regresar a los valores, a retomar la oración, de regresar a casa a la casa mental, conectarnos con nosotros mismos a crecer a desarrollar nuestros dones y talentos, fortalecer nuestra autoestima a conectarnos con nuestra esencia vital, con nuestro ser interior, recobremos la unidad familiar, los rituales, el afecto, la aceptación, el respeto. La comunicación asertiva, aprendamos a hacer acuerdos pacíficos, a tomar un respiro, a dar un momento de tiempo afuera, a dar y recibir a dejar fluir las energías, a vivir el presente sin paso y sin prisa.

Han cambiado nuestras rutinas, nuestros hábitos pero también podemos cambiar nuestras creencias y pensamientos, ser más positivos y optimistas, cantar, bailar, hacer ejercicio, tomar más agua, cuidar nuestra salud, jugar como niños, ver películas cómicas, alabar a Dios y la fuente universal, a respirar, a meditar, agendar nuestra felicidad, a encontrar nuestro propósito vital a respetar nuestras diferencias e implementar nuevos hábitos, rutinas; tenemos que acomodarnos a una nueva situación para ser más resilientes ante la adversidad, a encontrar los para qué y no los porqués. los aprendizajes, para crecer, para ser mejores seres humanos, para perdonarnos a nosotros mismos y a los que nos han lastimado y nos han hecho más fuertes. A unirnos a cocrear redes de solidaridad, armonía, a volver a amar y a cuidar la naturaleza a desatar nuestra imaginación para la paz y el bien universal.

Por Tatiana Beatriz Lara Florián

Magíster en psicología clínica y de la familia

Especialista en Gerencia en salud ocupacional

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