“¡Ya sé lo que me pasa!… Ahora dígame, ¡¿qué hago?!”

Este articulo describe la finalidad del proceso terapéutico, las dificultades más comunes y el papel de la responsabilidad y la libertad de las personas que asisten.

19 MAR 2019 · Lectura: min.
“¡Ya sé lo que me pasa!… Ahora dígame, ¡¿qué hago?!”

Algunas veces las personas acuden a consulta con la demanda de conocer aquello qué les pasa; afirman que no comprenden la angustia o el dolor que los acompaña o que ciertos "síntomas" simplemente aparecieron un día sin razón aparente. Entonces el proceso se basa en el conocimiento de los diversos aspectos que han llevado a esa persona a dicha situación de vida.

Pero muchas otras veces, sorprendentemente, nos encontramos a alguien que sabiendo exactamente la razón que los trae al espacio terapéutico y los pasos que debe dar en pro de una mejor calidad de vida y bienestar, paradójicamente se muestran reacios a hacerlos, como esperando la luz verde o una señal que les corrobore aquello que de antemano ya conocen.

En ciertas ocasiones ocurre dentro de la terapia algo parecido a la popular frase: "más vale malo conocido que bueno por conocer" y aunque es claro que las personas que buscan ayuda profesional, lo hacen con la intención expresa de mejorar o solucionar algún conflicto en su vida cotidiana, a su vez paradójicamente vemos como aquel quien busca alivio "pareciera negarse" a dar los pasos necesarios para conseguirlo: aun reconociendo las ganancias en la posibilidad futura y el dolor de las circunstancias presentes.

Sobre el "doctora ahora dígame qué hago para quitarme esto…" suelo decir que: el ser humano no es un closet donde "quitas" y "pones" las cosas; se debe entender que por más que el psicólogo haga su parte tratando de construir un camino hacia el autoconocimiento, bienestar y sanas pautas de vida, este proceso no puede ser en solitario. El bienestar del otro debe ser un camino co-construido, es decir que, al mismo tiempo las personas y consultantes deben poner también de su parte y responsabilizarse con la mejoría:

"El cambio sin esfuerzo no es posible" (Yalom ,1984)

Cuando alguien se muestra reacio a realizar los pasos en pro de su bienestar más que exhortar, se debe seguir indagando acerca de cuáles son las posibles "ganancias", en el hecho de mantenerse dentro de la misma situación que genera sufrimiento. Debido a que, generalmente solemos ver la vida como una realidad dada por algo ajeno a nosotros mismos; se nos olvida que se parece más a una telaraña dentro de la cual, en algún grado, hemos participado en su elaboración.

Cuando alguien expresa "yo no puedo cambiar", pero al mismo tiempo se queja de la manera que es, hay que recordarle que siempre esa "telaraña" se puede tejer hacia caminos distintos. Pero estos cambios solo son posibles, en la medida que aceptamos que somos nosotros mismos quien tiene que encontrarlos y construirlos.

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Es curioso, porque aunque nos enfrentamos a una generación que admira y ansía la "libertad"; al mismo tiempo, en situaciones como esta parece que prefiere negarla, al tiempo que omiten que no hay libertades absolutas; olvidan que esta lleva consigo la responsabilidad de ser y que lo que le da sentido a todo lo que somos; como afirma yalom (1984): "implica ser autor de algo. Y ser consiente de ella, es darse cuenta que uno está creando el propio destino, el propio ser, su predicamento…" (pag 266)

Claramente hay situaciones que no se pueden cambiar, ni mucho menos negar: la raza, la cultura, los miembros de nuestra familia, los eventos pasados etc. Estos hacen parte de nuestro marco general; reconocerlos y aceptarlos es el primer paso para que, al margen de ellos, se puedan descubrir alternativas de acción que apunten al propio bienestar.

"La libertad de cada uno de nosotros está en proporción con el grado que afrontamos nuestro destino y vivimos en relación con el" (May ,1988 ; Pg 83)

Cuenta ¿cuántas de las veces que has dado un consejo, las personas efectivamente lo han seguido? Mi trabajo no es remplazar eternamente la conciencia de quienes llegan, si no lograr que las personas sean independientes y puedan vivir su vida de la mejor manera; por eso no les digo a mis consultantes qué hacer; vamos descubriendo en el camino terapéutico alternativas más sanas y al final deciden por sí mismos las que están a su alcance; no les "quito" el dolor, la culpa, la ansiedad o la depresión; descubrimos qué les dice, cómo se presenta y para qué están ahí; y así, siendo conscientes de esto, logren caminar por un sendero distinto poniendo distancia del dolor. No les hago "olvidar" lo que paso, porque no hay olvido, reescribimos a la historia desde una óptica distinta

No los hago cambiar; ellos descubren y deciden quienes quieren ser en adelante.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

De Castro, A., García , G., & González, R. (2017). Psicología Clínica: Fundamentos Existenciales ( 3 ed.). Barranquilla: Universidad del Norte.

Yalom, I. (1984). Psicoterapia Existencial. Barcelona: Herder.

MAY, R . (1988). Libertad y destino en psicoterapia. Biblioteca de psicología: Descleé de brouwer S.A: BILBAO.

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Escrito por

Psi. Eva María Méndez

Psicóloga-Terapeuta, Magister en psicología clínica-enfoque humanista existencial; con conocimientos académicos en Pintura artística y Danza clásica. Experiencia en atención clínica terapéutica a adolescentes y adultos; e intervención psicosocial y educativa en poblaciones vulnerables. Experiencia en el área de la investigación y docencia universitaria.

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Comentarios 1
  • Lienis Peñaranda

    Me gustó este artículo. Muy bueno.

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