Salud mental de los periodistas, un tema sin cubrir

La salud mental de los periodistas es un tema del que poco o nada se habla públicamente, en parte porque son mucho más preocupantes las cifras sobre amenazas y agresiones físicas y en parte, porque los mismos profesionales son reacios a hablar sobre sus trastornos, fobias y angustias. Se da por hecho que ejercer el periodismo en Colombia conlleva riesgos para la salud física y mental.

Según la Fundación para la Libertad de Prensa, durante 2016 se registraron 216 amenazas, atentados, agresiones y obstrucción al trabajo periodístico en Colombia. Para el director de la entidad, Pedro Vaca, está claro que no asistimos a los altos niveles de violencia de los años 90 pero lo que sí es evidente es que las agresiones contra periodistas se trasladaron de las ciudades a las regiones, en especial a aquellas donde la presencia del Estado es débil.

Otro organismo que trabaja por el reconocimiento del trabajo periodístico es Fecolper, la Federación Colombiana de Periodistas, que apoya jurídicamente a los profesionales en los momentos de situaciones críticas. Su Programa de Protección no ofrece apoyo psicológico ni emocional y este es uno de los principales reclamos de quienes ejercen la profesión en zonas de alto riesgo.

Según un informe publicado en Estados Unidos por The Huffington Post, los periodistas no son un colectivo que hable abiertamente de las presiones psicológicas que sufre en su trabajo cotidiano y mucho menos cuando se enfrentan a cubrimientos extremos como catástrofes naturales, matanzas o atentados. "En Estados Unidos la investigación sobre este tema comenzó a mediados de los años 90 pero los periodistas son reticentes a divulgar información sobre sí mismos. Un estudio de 2001 encontró que más del 85% padece traumas relacionados con el trabajo y otra investigación psicológica mostró que entre el 4% y el 28% padecen síndrome de estrés postraumático en algún momento de sus carreras, y hasta un 20% han pasado por depresión. Muchos de los periodistas analizados presentan síntomas como pesadillas, insomnio y ansiedad en momentos críticos de sus carreras, siempre asociados a cubrimientos especialmente difíciles", explica The Huffington Post en el reportaje titulado A Mental-Health Epidemic in the Newsroom (Epidemia de salud mental en la sala de redacción).

Volviendo a Colombia, la mayoría de los periodistas que pueden demostrar amenazas contra su vida por el ejercicio de su profesión aspiran a que el Estado les entregue un esquema de seguridad que incluye chaleco antibala, escolta y vehículo blindado. Como no siempre llega el esperado "esquema de seguridad", o en ocasiones es inútil muchos profesionales optan por autocensurarse, es decir, ocultar información sensible para evitar riesgos o atentados contra sus vidas.

En términos generales, el estrés en esta profesión es síntoma y mecanismo de defensa: síntoma de que se está padeciendo presión ligada a la profesión y mecanismo de defensa que el cuerpo necesita para afrontar largas jornadas laborales y situaciones de riesgo inesperadas. El cortisol que segrega el cerebro en situaciones de estrés permite al organismo preparar todas sus defensas contra el peligro y sobrevivir. Pero cuando se llega a niveles de ansiedad incontrolables, es necesario acudir a un psicólogo especialista y, en la medida de lo posible, contar con el apoyo del medio de comunicación para seguir un tratamiento.

Véase también: Recomendaciones para sobrellevar y superar el estrés

Ahora bien, llevarse el estrés laboral a casa no es bueno ni en el periodismo ni en ninguna otra profesión. De manera que aquí van algunas pautas que harán la vida del periodista un poco más llevadera:

• Tener un celular personal y otro para el trabajo.
• Olvidarse del celular por períodos largos (apagarlo en la noche). Los periodistas son muy dados a estar pendientes minuto a minuto de la información y en este sentido, las redes sociales son un gran enemigo. Apagar el aparato los domingos puede ser un buen comienzo.
• Tener rutinas de ocio. Las jornadas laborales en una sala de redacción suelen ser largas y agotadoras, por eso es imprescindible tener vida personal propia y llenarla de actividades familiares y de ocio como ir al gimnasio, hacer comida, ir al cine, pasear con los hijos... en definitiva: distraerse y no llevarse el trabajo a la casa.

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