¿El segundo amor es mejor que el primero?

Desde pequeños nos inculcan que sólo se ama una vez en la vida o que el matrimonio es hasta la muerte. La experiencia nos ha enseñado que, en ocasiones, un divorcio es más sano para la pareja y los hijos y que sí es posible volverse a enamorar con éxito.

Sin duda alguna, el primer amor es intenso e inolvidable: lo damos todo y nos entregamos con pasión a los nuevos sentimientos. Pero el amor acaba, las relaciones se desgastan y es necesario levantar la cabeza y seguir adelante con nuestras vidas. Por supuesto que es difícil reponerse de la pérdida de una relación que nos ha marcado, pero no es imposible. "El aprendizaje de esta experiencia puede hacernos crecer enormemente como personas y nos puede permitir descubrir el amor maduro", comenta el psicólogo Juan Armando Corbin.

Amor maduro es el concepto que los psicólogos utilizan para describir esa nueva relación de pareja importante en nuestras vidas, que llega en un momento en que somos más conscientes de nuestros defectos y limitaciones personales y estamos dispuestos a asumir un noviazgo o un matrimonio con madurez y compromiso.

1. De pareja a equipo

Las personas que superan el amor adolescente y se enfrentan a una segunda relación de pareja son más conscientes de lo que implica el tiempo juntos y, por tanto, piensan en conformar un equipo. Cada uno tiene su propio espacio y tiempo individual. Juntos son un equipo para resolver problemas de la familia, pasar tiempo de calidad y proyectar la vida en compañía. Como bien explican los psicólogos expertos en terapia de pareja, los dos deben multiplicarse y conformar algo nuevo y positivo para ambos. Si se fusionan, alguno de los dos estará perdiendo su esencia.

2. Sin idealizar

En el primer amor tendemos a tapar el sol con un dedo cuando se presenta un problema. Negamos que las cosas van mal, porque estamos convencidos de que el primer amor es el único. Con el segundo amor somos mucho más racionales y entendemos que a los problemas hay que ponerles la cara y enfrentarlos a tiempo para no posponer las soluciones.

3. La pasión no solo está en la cama

Es evidente que, con el paso del tiempo, el amor desenfrenado se va apaciguando y no todo lo que buscamos en una pareja se concentra en la relación sexual. Con el amor maduro valoramos más espacios y propuestas en pareja, disfrutamos de la sexualidad a plenitud y procuramos que cada encuentro con nuestra pareja sea estimulante. Valoramos el deseo como un componente importante pero no único de nuestra vida en pareja.

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4. Aprendizajes y experiencia

Más allá de ver la primera ruptura como un fracaso en nuestras vidas, lo importante es lo que sigue: evaluar los errores cometidos, volver a querernos como individuos, ser conscientes de nuestras limitaciones y emprender una nueva relación de pareja con mucha más experiencia. Los psicólogos coinciden en que, para el segundo amor estamos mucho más abiertos a aprender de los errores y a reformular nuestra manera de afrontar los problemas para que la convivencia sea positiva para ambos.

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