¿Soy un antisocial? Identifique las características de este trastorno de personalidad

Si usted se considera antisocial o sospecha que algún conocido sufre este trastorno de la personalidad, siga leyendo. Le damos las claves para que identifique los rasgos de un antisocial.

31 ENE 2017 · Lectura: min.
Cuando una persona sufre de trastorno de personalidad antisocial y recibe tratamiento puede mejorar considerablemente sus relaciones y la manera de desenvolverse en su entorno.

El término antisocial se usa comúnmente cuando se habla de personas a las que no les gusta estar en contacto con otros, se les dificulta relacionarse o simplemente son muy tímidas. No obstante, a nivel clínico, los psicólogos lo emplean para referirse a un trastorno clínico que no tiene nada qué ver con la timidez. El trastorno de la personalidad antisocial denota comportamientos egoístas que pasan por encima de las normas sociales, los derechos de los demás y en ocasiones de las leyes.

¿Cree que usted o un conocido suyo puede ser antisocial? Repase los rasgos que distinguen a estos pacientes y examínese.

Personalidad antisocial

Los síntomas del Trastorno de Personalidad Antisocial empiezan a notarse en la adolescencia, aunque también hay casos que se detectan desde la infancia. Se trata de personas que no se preocupan ni mucho menos les interesa respetar los derechos ajenos, si interfieren con lo que quieren para ellos mismos.

Es fácil que quienes sufren de este trastorno entren en conflicto con otros pues tienen bajos niveles de responsabilidad y amabilidad. Piensan demasiado en sí mismos frustrándose con facilidad si no obtienen lo que quieren.

Uno de los más grandes desafíos para estos pacientes es darse cuenta de que su conducta no les permite desenvolverse tranquilamente en sociedad porque las demás personas tienen sentimientos y necesidades particulares. Una persona con trastorno de la personalidad antisocial debe trabajar en terapia sus habilidades sociales (empatía, respeto, regulación emocional, etc.), así como modificar patrones de pensamiento y comportamiento. En muchas ocasiones se usa la terapia grupal para que el paciente interactúe sin necesidad de violencia ni desprecio.

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Los retos del antisocial

Contrario a lo que muchos podrían pensar quien sufre del trastorno de personalidad antisocial puede ser alguien extrovertido, encantador y hasta relacionarse fácilmente con extraños, pero estas habilidades no trascienden más allá de lo superficial.

El egocentrismo de un antisocial le aísla pues usualmente manipula a otros con tal de alcanzar lo que se propone y mantener su bienestar. Estas personas son ambiciosas e independientes, pero también muy impulsivas llegando a encontrarse en situaciones límite ante autoridades o ante quien se oponga a sus propósitos.

Además, todos estos comportamientos conllevan a que su vida esté llena de inestabilidad y riesgos al pensar poco en las consecuencias de sus actos. Sin embargo, las dificultades de quien sufre del trastorno de la personalidad antisocial no implican que se convierta en un delincuente, ni tampoco que todo delincuente es un antisocial. 

Dan la impresión de que funcionan razonablemente bien — como abogados, doctores, psiquiatras, académicos, mercenarios, oficiales de la policía, líderes de cultos, personal militar, comerciantes, escritores, artistas, personas del espectáculo y demás — sin violar la ley o al menos sin dejarse apresar y llegar a ser convictos. Dichas personas son igualmente egocéntricas, insensibles, y manipuladoras que el psicópata criminal promedio; sin embargo, su inteligencia, trasfondo familiar, destrezas sociales, y circunstancias le han permitido construir una fachada de normalidad y le han permitido lograr lo que quieren con relativa impunidad. Algunos comentaristas se refieren a éstos como: los “psicópatas exitosos”. (Doctor en psicología, Robert Hare)

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Depresión, una consecuencia

Al presentar problemas para adaptarse a la sociedad es frecuente que estos pacientes tengan problemas personales, laborales y sociales que deriven en adicciones o problemas depresivos. Para ellos es difícil asumir compromisos y cualquier tipo de responsabilidades, por eso es común que sientan que muchas cosas le causas más dificultad que a la mayoría.

No basta una pastilla para curar la depresión

Aun así muchas personas creen que estos síntomas son parte de sus rasgos, su temperamento o su personalidad y que no tienen por qué cambiar o que sencillamente no pueden hacerlo. Cuando los comportamientos son enfermizos muchas veces necesitamos una mirada externa para darnos cuenta de lo que está sucediendo. Es por eso que empezar un tratamiento con estas personas es una de tarea de gran esfuerzo para las familias y los terapeutas que quieren ayudarle.

¿Se nace siendo antisocial?

El porqué de este y cualquier otro trastorno de la personalidad es un camino diferente para cada paciente. No es posible determinar una razón generalizada para padecer este trastorno, pero sí se han establecido dos hipótesis de sus orígenes.

Genéticamente se cree que los afectados pueden tener problemas en el desarrollo cerebral de las áreas que controlan la inhibición de impulsos, la planificación y la regulación. También se ha detectado que se pueden presentar una menor actividad en el sistema límbico, lo que conllevaría a una diferencia en respuestas como el miedo que nos ayudan a inhibirnos cuando se debe en vez de dejarnos llevar por los impulsos, como les sucede a los pacientes antisociales.

Pero los problemas en la crianza también se han vinculado al trastorno. A menudo cuando aparece el trastorno hubo comportamientos extremos en los padres: Algunos han sido conflictivos, abusivos y maltratadores, otros ausentes y permisivos.

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Los entornos al crecer tienen mucho qué ver con los antisociales pues si los padres no les ponen límites a sus hijos no es extraño que crezcan creyendo que pueden hacer lo que quieren y pasar por encima de los demás.

La aparición de comportamientos extremos en la infancia asociados al trastorno disocial (conductas negativas, repetitivas y destructivas en contra de otros y sus derechos) también ha aparecido como el antecedente de algunos pacientes que han sido diagnosticados como antisociales en la adultez. El contexto familiar, la tendencia al aislamiento, la mala o nula relación con los padres pueden ser factores de influencia en el Trastorno; por lo que cada caso debe analizarse de forma particular. 

La psicoterapia como alternativa

Las habilidades sociales como la regulación emocional, la tolerancia a la frustración, consciencia y efectividad interpersonal pueden entrenarse y fortalecerse para ayudar a estos pacientes, aunque la efectividad terapéutica no está garantizada al 100% en todos los casos. 

La gran mayoría de las consultas son motivadas por familiares directos, mas no por la persona que padece el Trastorno y este sería el primer aspecto a considerar en el diagnóstico que, como ya hemos dicho, es multifactorial y requiere atención profesional. 

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Psicólogos
Escrito por

Revisado: Mariana Garavito

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