Sí hay una diferencia entre autoestima y ego

¿Te amas mucho o te amas poco? Estas son las diferencias entre una persona con un gran ego y una persona con una alta autoestima.

5 ABR 2018 · Lectura: min.
Debemos aprender a diferenciar ego y autoestima.

Confundirnos entre ego y autoestima es algo más común de lo que podemos pensar. La idea de que son sinónimos nace de nuestra crianza en la que se nos enseña que es más importante velar por los demás que por nosotros mismos.

Perseguir nuestro bienestar puede ser tachado como un acto de egocentrismo y egoísmo, sin embargo, confundir el ego con la autoestima lleva a anteponer las necesidades de los demás haciendo que a veces nos sintamos obligados a ceder ante peticiones que preferiríamos rechazar.

Irnos a un extremo u otro es igual de malo. Para evitar pasar por alto nuestras necesidades por estar demasiado atentos a las de los demás, debemos aprender a diferenciar ego y autoestima, por eso te invitamos a repasar las diferencias elementales entre estos dos conceptos:

  • Admiración exagerada

Un síntoma visible en quien tiene un gran ego es que siente una admiración excesiva por sí mismo. Por lo general estas personas tienen una visión distorsionada de quienes lo rodean y al mismo tiempo desarrollan rasgos narcisistas como creerse superiores a ellos, creyendo que son seres perfectos que no comenten errores.

Ten en cuenta que no es lo mismo ser egocéntricos que sufrir de un trastorno de la personalidad como el narcicismo, pues en este caso se debe recibir acompañamiento terapéutico.

El narcisismo, toda una patología asociada a las redes sociales

Sin embargo, la diferencia de estos frente a personas con alta autoestima es que los últimos se valoran sin perder el punto de vista realista. Tener una buena autoestima no les hace creerse superiores, sino que son conscientes de sus defectos sin intentar camuflarlos, sino aceptarlos y trabajar en ellos.

Buscar una solución a los problemas que le causan sus defectos es una actitud saludable en quien tiene una buena autoestima, a diferencia de un narcisista que se cree inmune a los errores.

  • Primero yo y luego yo

Sufrir de un ego desmedido claramente se diferencia de una persona con buena autoestima en el hecho de que siempre lo más importante y lo único que le preocupará será sí misma. Pensar en los demás no vale la pena para una persona que todo el tiempo quiere ser el centro de atención y que cuando no lo es, se enoja de manera exagerada.

Preocuparnos por nosotros mismos es necesario y es un síntoma de que tenemos una buena autoestima, pues al hacerlo no es que eliminemos nuestra preocupación por los demás, sino que las equilibramos.

Tener una buena autoestima nos permite saber escuchar a los demás y sentir empatía por ellos, alcanzando relaciones mucho más enriquecedoras que el egocéntrico.

  • Verdades absolutas

Si conoces a alguien con un ego elevado podrás notar que considera que sus creencias son las únicas ciertas por lo que no se detiene a reflexionar mucho sobre ellas o sobre lo que los demás puedan decirle al respecto. Tener esta actitud en la que se comportan como los dueños de la verdad absoluta, hace que las personas con demasiado ego se vean involucradas frecuentemente en conflictos con otros.

Este bajo nivel de tolerancia no es algo que esté presente en una persona con alta autoestima que sí está abierta a ver más allá de su punto de vista, comprendiendo que los demás pueden tener perspectivas diferentes y valiosas.

¿Por qué es importante la empatía?

Al saber escuchar, una persona con buena autoestima no necesita imponer su perspectiva, sino que puede ser flexible y cambiar de opinión frente a algo si se da cuenta que está equivocado. Esta posibilidad los hace ser apreciados por otros con quienes desarrollan relaciones provechosas y sanas.

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  • No aceptación de críticas

Fingir que no tiene defectos es un problema constante para quien carga con un gran ego. Recibir críticas es algo así como un ataque directo a la máscara tras la que se esconde por lo que pueden ponerse agresivo y a la defensiva.

"Las críticas no serán agradables, pero son necesarias" - Winston Churchill

Intentar culpar a los demás es una táctica muchas veces inconscientes del que sufre de ego, a diferencia de la persona con alta autoestima que sabe reconocer sus fallas y recibir de buena manera las críticas constructivas que le ayudarán a mejorar.

  • Dar esperando algo a cambio

Si dijimos antes que la persona con un ego elevado piensa solo en sí misma, es lógico que no haga nada por otros si no cree que va a beneficiarse de alguna manera. En caso contrario creerá que no vale la pena el esfuerzo.

Este tipo de manipulación no se presenta en quien tiene una autoestima equilibrada porque no se mueve por interés. A través de lo que ofrece a otros, esta persona ve la posibilidad de crecer. La generosidad refleja que tenemos una autoestima sana para dar a otros sin pensar todo el tiempo en nuestro propio beneficio.

  • Nadie es más importante

Algunos niños pequeños desarrollan egos elevados a medida que crecen pues por la falta de límites, llegan a considerarse las personas más importantes en el mundo. Un adulto con un gran ego piensa que está por encima de otros como si existiese una jerarquía que los demás deban respetar, ya sea por sus posesiones, atributos mentales o físicos.

El exceso de apego en la crianza

Tener una buena autoestima nos hace caer en cuenta de que el mundo no gira a nuestro alrededor y que todas las personas son igual de importantes a pesar de sus diferencias.

  • Sembrar en nosotros mismos

Por último, para diferenciar la autoestima del ego debemos aceptar que primero debemos sembrar en nosotros mismos para poder dar a otros.

Ya vimos que caer en el error de las comparaciones es un mal hábito, pero también lo es creer que somos responsables de suplir las necesidades de los demás siempre por encima de las propias.

Aparentar que estamos bien, cuando no, es una fachada que se fractura con facilidad y que puede llevar a lamentables crisis emocionales.

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¿No te crees suficiente? ¿notaste que tienes problemas de ego? No te preocupes, siempre puedes empezar a trabajar en tu amor propio.

Si notas que tu vida transcurre entre apariencias te invitamos a acudir a un experto que te ayude a fortalecer tu autoestima, pues amarte lo suficiente es indispensable para tener una vida plena. Trabajar en tu autoestima te permitirá también disfrutar de relaciones saludables y tener la suficiente riqueza personal para ayudar a otros en sus necesidades.

Recuerda: Amarte no es ser egoísta, es sembrar en ti para poder dar a otros.

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Revisado: Olga Lucía González

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