Ser humano es cosa de locos

El Psicólogo Omar Contreras realiza un análisis del concepto de locura en la actualidad y facilita la comprensión del papel del psicólogo como agente de cambio.

15 MAY 2021 · Lectura: min.
Ser humano es cosa de locos

Es común escuchar en la opinión colectiva, que el psicólogo es aquel profesional que se encarga de tratar a los "locos".

En cadena con esta idea, es apenas comprensible la dificultad de muchas personas para acercarse a un psicólogo, bajo el temor a ser encontrado "loco" y cargar con esa etiqueta ante la sociedad.

Este temor enmarca un temor mucho más profundo de la sociedad: el temor a la locura. Como psicólogo, no pretendo modificar con estas pocas palabras este temor colectivo, pero al menos puedo comenzar a brindar un poco de alivio a quienes están pensando emprender un proceso psicológico, explorando la idea de la locura en nuestra realidad actual.

El filósofo francés Michael Foucault (a propósito, uno de los grandes estudiosos de la locura) nos permite una comprensión inicial de este fenómeno a partir de un análisis detallado de su historia. Menciona que la locura ha estado relacionada culturalmente con aquello que resulta anti normativo, es decir, aquello que sale de la comprensión y del control de la sociedad. Para la edad media, por ejemplo, este calificativo era reservado para aquellas afecciones médicas poco comprensibles para los curanderos de la época, representada por síntomas de impureza (lejos de lo divino); afecciones tales como la lepra o las enfermedades venéreas.

Desde la época de la ilustración, cuyo interés fue la razón y el conocimiento, la locura fue relacionada con las personas que presentaban comportamientos lejanos a estos ideales. Así, es posible entender por qué este fenómeno ha sido por muchos años un sinónimo común de los trastornos mentales. Las personas con trastornos complejos como la esquizofrenia, la psicosis, los trastornos afectivos bipolares, los trastornos de personalidad, entre otros; cuyos síntomas se han considerado culturalmente como irracionales, fueron aislados de la sociedad, debido a la incapacidad de la misma por hacerse cargo de ellas. Estas personas fueron agrupadas en la categoría de locura y aislados en manicomios (como el manicomio de Sibaté en Colombia).

Hoy en día, y de forma muy afortunada, cada uno de estos trastornos ha sido estudiado y comprendido parcialmente; y se han desarrollado herramientas (psiquiátricas y psicológicas) que facilitan la integración de las personas que les padecen, dentro de la sociedad; generando una gran variedad de alternativas menos discriminatorias que la separación y aislamiento de esta población; lo cual si bien no ha eliminado el uso del término "Locura", si ha facilitado su trasformación a nuevas formas de entenderla. Sin embargo, la evolución científica de la sociedad no ha sido la única razón de la transformación del significado de la locura; también lo ha sido el cambio de sentido que ha vivido la sociedad en la contemporaneidad.

La Cultura contemporánea, la cual se ha construido a partir del individualismo (apoyado del sistema de mercado capitalista), pone su mirada sobre el individuo y su capacidad de controlarse a sí mismo (curiosamente llamado desde la Psicologia como locus de control interno). Así, "el loco" puede entenderse con un nuevo sentido, ya no relacionado con la idea de ser el individuo que la sociedad no tiene las capacidades para controlar, sino más cercano a la idea del individuo que no puede controlarse a sí mismo.

Desde esta perspectiva, la locura puede entenderse como la incapacidad de ejercer un control sobre la propia vida.

Este nuevo sentido del fenómeno, que prima en la sociedad actual, permite traducir este "temor a la locura" del que hablamos comenzando este artículo, en el temor más reconocible en la sociedad actual a perder el control sobre sí mismos. Sin embargo, es importante resaltar las limitaciones que tenemos como personas de mantener el control de nosotros mismos durante toda nuestra vida, a pesar de escuchar frecuentemente (de nuestros padres, profesores, amigos o de la sociedad en general) que debemos hacerlo.

A lo largo de nuestras historias, vivimos diferentes experiencias en las que tener el control no es una opción; y de hecho son más numerosas que aquellas donde podemos controlar todo. Por lo que entender la locura como la pérdida del control implica aceptar además que hay diferentes momentos de nuestra vida en que nos podemos sentir "locos". El amor es un ejemplo claro de esta afirmación. La ya conocida fabula de Mario Benedetti "el amor y la locura" (La cual recomiendo bastante), permite explicar de manera muy ilustrada la forma como el sentimiento del amor está estrechamente relacionada con la incontrolabilidad que en este artículo entendemos como locura, pues bajo la influencia de esta emoción, no tenemos control sobre nuestro propio ser. Sentimos, pensamos y actuamos de formas que en un estado racional no lo haríamos (y en muchos casos disfrutamos con ello).

Entendiendo entonces el papel de la locura en la contemporaneidad, y su inevitable presencia en nuestra vida es importante entender cómo participamos los psicólogos en el "tratamiento de la locura". Desde esta perspectiva de la locura, los psicólogos no curamos la locura, en el sentido de que no entregamos el control a las personas, en cambio, por un lado, motivamos a cada persona que acude por nuestros servicios a aceptar cierto grado de locura en nuestras vidas, bajo la premisa de la limitación humana para poder controlar todo. Por otro lado, los psicólogos procuramos ayudar a las personas a recuperar aquella parte del control de sus vidas que les pertenecen y que por diferentes circunstancias sienten que han perdido.

Por medio de la identificación, desarrollo y entrenamiento de herramientas útiles para este fin.

A partir de esta reflexión, espero haber ayudado a comprender a los lectores lo humano que resulta la locura en nuestras vidas; por lo que no siempre debemos rechazarla o sufrir por ella. Sin embargo, es comprensible que haya momentos donde la locura nos lleva al punto de desesperación; y el pedir ayuda resulta una idea no solo viable, sino también necesaria. En ese punto espero que aquellos que acuden a un profesional en Psicología, encuentren en este apoyo, alivio y el goce en sus vidas con todo el control y descontrol que conviven en ellas.

Material de apoyo

Benedetti, M. (S. F.). El Amor y la locura (Fábula). Recuperado de: http://bauldecuentosdelaguila.blogspot.com/2013/02/el-amor-y-la-locura.html

Hernández Lara, Oliver Gabriel. (2018). Experiencia e historia crítica de la locura en Michel Foucault. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 38(133), 99-113. https://dx.doi.org/10.4321/s0211-57352018000100005

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