¿Por qué no es necesario quemar etapas?

La sociedad que la humanidad ha creado le hace creer al ser humano que debe o necesita quemar etapas para tener una vida más plena, pero no es así. Como todo ser vivo, los humanos cumplimos un ciclo vital (nacer, crecer, reproducir y morir) siendo nuestro único deber formar parte de esa "gran cadena" que compone nuestro mundo.

Esa idea de quemar etapas no es más que una ilusión que el hombre, en su afán de abarcar conocimientos, ha creado para experimentar nuevas sensaciones y si bien eso no es malo ya que eso nos hace sentir humanos, no debemos caer en la trampa de aceptar desafíos innecesarios si eso afecta nuestra salud tanto física y/o mental.

Desde la infancia, nuestros padres nos imponen ciertos roles para facilitar la interacción con otros en un ambiente recargado de papeles impuestos por otros. Desde la vestimenta hasta los juegos, la separación estricta de roles por género lo que hacen es facilitar el proceso acelerado de las aspiraciones de nuestros hijos por crecer y para ello las llamadas "etapas" se han convertido en un requisito necesario que los niños necesitan para llegar a ser adultos.

Quemar etapas en nuestra sociedad moderna es el equivalente a la "prueba de hombría" que algunas tribus implementan en sus sociedades y desde civilizaciones antiguas, incluso desde que el hombre empezó a caminar en sus dos pies instauró debido a su necesidad natural de evolucionar.

Hoy en día existe la tendencia de adelantarnos al tiempo y que no es apropiada porque no facilita: "vivir la vida en su plenitud". Especialmente durante la adolescencia de experimentar todo genera tal presión que pone en riesgo nuestra salud.

Ese tipo de predisposición nos hace vulnerables a que cometamos errores de los cuales más adelante nos arrepentiremos toda la vida. Esa creencia que tenemos de "sólo se vive una vez" porque creen que la vida se les va a acabar y por eso necesitan quemar etapas, realmente no la disfrutan y cuando lleguen a la tercera edad empezarán a cuestionarse y desarrollarán vacíos existenciales que los harán experimentar sufrimiento que satisfacción.

Por eso es importante que los padres les enseñen a sus hijos a vivir la vida como es: sin prisas. La vida hay que disfrutarla sin acelerarnos, porque si llegamos a la meta a través de atajos nos quedará un mal sabor de boca que no será satisfactorio.

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