Los niños también viven su duelo

El duelo tiene diferentes etapas pero en cada persona se van dando en forma diferente y cuando hablamos de la infancia es necesario comprender, con los diferentes síntomas que nos deja ver el niño, de qué se trata lo que nos expresa. Los adultos solemos expresar oralmente estas etapas de forma más clara, mientras que los niños dejan ver sus sentimientos a través de diferentes expresiones.

Durante el crecimiento el niño en forma temprana aprende casi espontáneamente a tener claro que es suyo y qué es de otros. Mi juguete, mi perro, mi mamá, mi papá y así va formando poco a poco la certeza de lo que es suyo. Perderlo tiene un significado que le exige un desprendimiento y una adaptación.

El duelo tiene las siguientes etapas:

1. La negación: Durante esta etapa el niño no quiere admitir lo que sucedió. Sabe interiormente que su abuelo murió; pero es más fácil pensar que se durmió y que pronto regresará. Lo que no le exigirá aceptar el desprendimiento. Es necesario acercar al niño a la realidad diciéndole siempre la verdad. Se le puede decir; cuando uno se muere ya no respira, no se mueve, no come, etc. es la forma de eliminar esa fantasía en la que se quiere sostener. Esto no quiere decir que debamos ser crudos pero sí llevarlo a la realidad que se está viviendo en ese preciso momento. Descubrir posteriormente que el abuelo no estaba de viaje es perder la confianza en los adultos que le rodean y le quitará al niño una estructura muy importante.

2. Desorganización: Es muy importante que a los niños no se les aparte del dolor familiar, pero sí se les puede alejar de situaciones de desorganización extrema. Cuando tratamos el tema de la desargonización es porque el niño está acostumbrado a tener una organización que le dá una base de lo que sucede diariamente y no está siempre expuesto a lo desconocido. De un día para otro en su casa no hay orden, no va al colegio o al jardín, sus padres están tristes, nadie tiene deseo de comer, entran y salen personas de su casa más de lo normal y se dan varias situaciones que lo extraen de su ritmo diario, cosa que difícilmente entiende. Se le debe explicar que todo esto està sucediendo por un motivo real y es la muerte o desapego de un ser querido, aemás de qué se trata el funeral y la razón por la cual todos están tristes. Es aconsejable que el asista al funeral, al cementerio sin necesidad de exponerlo tampoco a situaciones traumáticas. Se le debe decir que la vida tomará nuevamente su ritmo y que tendrán que adaptarse a la ausencia del ser querido, lo que exigirá de parte de todos un tiempo.

3. Enojo: Es una de etapa que también los adultos pasamos. ¿Por qué sucedió? ¿Por qué a mi? ¿Es justo? Estas preguntas son frecuentes y son precisamente las que llevan al niño a la realidad de que sí sucedió. Son los cuestionamientos que los adultos también nos hacemos y que nos unen a lo que realmente está sucediendo.

Estamos batallando con la realidad y tenemos la certeza que sucedió. Esta etapa es muy importante y las manifestaciones de rabia y de indignación deben ser expresadas y no se debe en absoluto decir al niño que no hable de esto o que no manifieste su enojo. Normalmente los niños dejan ver su rabia peleando con un compañero, con la madre, o en su colegio expresa conductas que no eran habituales anteriormente, El profesor, la familia y si el caso es el psicólogo debe dar su apoyo y siempre permitir que se expresen estas manifestaciones de malestar. No debemos decir al niño que silencie su dolor. Se puede guiar al niño diciéndole que aún nosotros como adultos lo sentimos y que este enojo es normal. Es importante que si esta etapa se vuelve en exceso agresiva, hay que explicar que mediante la agresión física a un compañero no es la forma de expresarlo, que las palabras y la compresión de sus compañeros, profesores y familia lo ayudarán en este período.

4. Culpa: Es muy frecuente: Si yo me hubiera portado mejor, el abuelo no hubiese muerto. Esto sucedió porque he dicho mentiras.Todas estas ideas que vienen en forma espontanea las debemos escuchar y se les debe explicar que la muerte del abuelo no sucedió por culpa de él y explicarles claramente el motivo por el cual murió: El abuelo tenía una enfermedad que afectó su cuerpo y por esto murió. Al explicar esto es importante ser cuidadoso para que el niño no asocie cualquier enfermedad con la muerte posteriormente. Se debe hacer énfasis en que era una enfermedad grave y en lo posible ser bastante explícitos para que el niño pueda diferenciar sin que en un futuro sea para él un trauma una enfermedad. Cualquiera que sea la creencia religiosa de la familia, colabora mucho en esta etapa además de comprender el ciclo normal de la vida de una persona. Todos estos factores ayudan al niño a entender que él no tiene ninguna culpa.

5. Soledad: Es la etapa anterior a la sanación. El niño valora de forma profunda lo que estuvo anteriormente presente, empieza a depositar en su corazón los sentimientos que tiene por esta persona de la cual se está desapegando. Le está dando un lugar. El niño acepta que se ha ido y que le hace falta su presencia. Recuerda sus palabras y su forma de obrar con admiración.

6. Alivio: En esta etapa ya se estabiliza la mente y se crea un vínculo con la realidad.

7. Reestablecimiento: El niño puede continuar su vida familiar, académica y social de forma normal, y recuperando nuevamente su imagen debilitada.

La identidad de un ser se construye basada en el eje de la realidad, la muerte hace parte de ella y podemos facilitar el camino de elaboración del duelo para que sea la clave para el éxito como adulto, elaborando el duelo de forma frontal inteligente y verdadera.

Las informaciones publicadas por Psicologos.com.co no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. Psicologos.com.co no hace apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.