La vida no está hecha de merecimientos

Cuando pasamos por momentos retantes, tan solo queremos respuestas del por qué suceden. Pero no siempre se consiguen y la verdad no es necesario.

18 DIC 2018 · Lectura: min.
La vida no está hecha de merecimientos

Hoy en día me dedico a acompañar a profesionales que están en búsqueda de fortalecer sus competencias para el ejercicio efectivo de su liderazgo y la consecución de sus metas. Naturalmente, me encuentro con muchas situaciones personales que necesariamente exploramos para darle un nuevo sentido en su vida y así facilitar los propósitos que tienen.

Entonces, escucho entre mis clientes, entre las personas con las que me relaciono e incluso a mí misma, lamentos sobre cuántas cosas pasan y parecen tan injustas. Yo también me he repetido algunas veces: ¿por qué me pasa esto? Yo no me lo merezco, y arranca toda la lista de buenas acciones que justificarían que me debería pasar lo contrario.

O en el lado opuesto, nos decimos claro "como yo no he sido…" o "como yo soy…", pues no me merezco más de lo que tengo, y es así como perdemos relaciones, oportunidades, nos negamos a los cambios. Y nos seguimos haciendo daño y sufriendo.

Pues se me ocurría que definitivamente la vida no está hecha para comprender situaciones, de hecho creo que hay algunas completamente incomprensibles. Hace poco veía una noticia donde un conductor de bus accidentalmente atropelló a su esposa de quien se acababa de despedir, ella tenía su perrito, lo llevaba con su lazo, el cual había sostenido en la muñeca de su mano, el perro se asustó, la haló y ella se cayó; el señor ya en su cabina no podía ver ni escuchar lo que abajo pasaba, arrancó su bus y allí el inicio de una tragedia. ¿Qué explicación se puede dar? Rabia, dolor, "si hubiera…", "si no hubiera…", si el perro, si ella, si el conductor. Ya nada puede dar razón del porqué tenía que ser así. Tal vez, tratar de comprender tan solo trae más sufrimiento, porque tratamos de explicarnos desde nuestra racionalidad, ya contaminada por lo que nos han explicado durante años sobre el bien, el mal, el merecimiento y hasta sobre nosotros mismos.

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Seguramente en tu vida también has tenido momentos bastante retantes, esos momentos en los que parece no tenemos salida, en los que damos la batalla y parece no tener final. En los que parece que todo viniera de afuera y quisiera agacharnos la cabeza. Y cuando estamos en ese ojo del huracán no es fácil ver el horizonte hacia dónde vamos, ni por qué terminamos viviendo esas situaciones y también surgen las ganas de retornar. Pero como lo dijo Heráclito de Efeso:

"Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos."

Nada será igual después de un huracán, como una señal de la naturaleza, toca y de una u otra forma por donde pasa nada será igual. Así nos pasa en la vida, vienen y van situaciones algunas más retantes que otras, lo cierto es que ninguna pasará sin dejar huella.

Y de pronto tarde o temprano estamos al otro lado de la orilla. Miramos hacia atrás y nos sorprendemos de lo que fuimos capaces de hacer, de soportar, de superar.

En mi camino me he dado cuenta de algunas cosas que seguro serán un recordatorio nada más, porque tú también las habrás visto:

  1. Todo en algún momento pasa: Nada es eterno, aunque el recuerdo pueda doler, la situación pasa y la manera como la experimentamos también.
  2. Siempre hemos tenido la capacidad de hacerle frente a cada situación, se llama resiliencia: Has tenido siempre los recursos para asumir cada momento que la vida ha puesto frente a ti.
  3. El ser humano es creativo por naturaleza, siempre habrá una y mil maneras de responder a cada situación. Que no las veamos no quiere decir que no existan. Nuestro pensamiento a veces nos nubla la vista y esto hace que no consideremos otras opciones de respuesta y sigamos tropezando con la misma piedra.
  4. Todo tiene una razón de ser, puede que no te guste cómo pasaron las cosas o que no sean de tu preferencia. Pero, existe una inteligencia universal que naturalmente hace que todo se ubique en el lugar donde tiene que estar.
  5. Todo es más fácil de llevar cuando fluyo con el momento a momento. Cada día trae su afán dice mi mamá y hoy lo entiendo más que nunca. Querer resolver todo en mi cabeza de una sola sentada no va a hacer que así sea. Existen muchos factores fuera de mí, que no están en mi control. La única opción que me queda es vivirlos.

Así que mi invitación el día de hoy es que confíes. Que te permitas confiar en esa sabiduría que siempre ha guiado tu camino, el mío, el de todos y todo. Ten la plena seguridad que en cada paso sabrás que es lo que debes hacer. Así ha sido siempre!

Y sobre todo no te cargues más pensando si te mereces o no lo que sucede, tal vez la vida está hecha de aprendizajes y eso que hoy vives es una gran oportunidad para ti... Algún día tendrá mayor sentido.

Marie Isabel Pantoja Aguilera

Psicóloga, Coach y Consultora en Gestión Humana

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Escrito por

Marie Isabel Pantoja Aguilera - Dinamiser

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