¿La homosexualidad es el resultado de un trauma en la infancia?

Debo comenzar este artículo aclarando enfáticamente, que a la luz de la comunidad médica y científica, la homosexualidad no es enfermedad mental ni representa ninguna otra patología. En consecuencia con lo anterior, la homosexualidad es un comportamiento personal muy respetable, que obedece a causas psicobiológicas, fisiológicas, genéticas, entre muchas, o simplemente, puede ser una opción personal de carácter autónomo, un aprendizaje social o puede surgir en el ser humano como resultado de una construcción cultural.

Sin embargo, un determinado trauma provocado en la infancia, puede desencadenar la tendencia o el comportamiento homosexual en períodos posteriores de la psicología evolutiva del ser humano. 

Las primeras experiencias del ser humano forman parte de su estructura psíquica inconsciente, ya sean estas experiencias placenteras, displacenteras o traumáticas, quedan allí como tinta indeleble, y se dinamizan positiva o negativamente en la conducta evidente posterior. Cuando un niño es violentado sexualmente, a nivel psicológico o físico, el trauma tarde o temprano se manifiesta de cualquier forma, ya sea en depresión infantil, trastornos de aprendizaje verbal o no verbal, hiperactividad, fobia social, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo o simple indisciplina social, pero en muchas ocasiones, cuando los infantes entran al período de transición entre la segunda infancia y la pubertad, es decir, pasan de la fase operacional concreta a la fase operacional formal, (entre 9 a 13 años aproximadamente) , pueden experimentar pensamientos, emociones y conductas de tipo homosexual, las cuales generan incomodidad, perturbación, dolor psíquico, ansiedad ,depresión o lucha interior, pero también puede producir placer psíquico, deseos latentes y placer psicosexual involuntario.

Por lo anteriormente planteado, siendo positiva o negativa la sintomatología, se puede inferir en estos casos, que la homosexualidad latente o manifiesta es el resultado de un trauma en la infancia.

Entonces, no siendo la homosexualidad en sí misma una enfermedad o psicopatología psíquica, es conveniente establecer acciones para prevenir el abuso sexual en la población infantil, independientemente de la cultura social donde los niños se desarrollen, para evitar que esta deje de ser una opción personal racional y aparezca como resultado de un trauma, el cual posteriormente, en la edad adulta se pueda manifestar en un trastorno de comportamiento desmejorando la calidad de vida. 

En la edad adulta, muchas personas con tendencias homosexuales, manifiestas o latentes, viven en una lucha existencial sistémica y crónica, lo que implica desmejoramiento de su nivel de autoestima, seguridad y plena satisfacción sexual, generando fobias, depresión o ansiedad, Como resultado de un evento traumático experimentado en su infancia.

El ser humano por naturaleza tiende a ser feliz y la felicidad en sí misma no debe ser un objetivo, la felicidad es una experiencia neuropsicológica que se siente en el día a día desde la primera infancia hasta la muerte. En consecuencia, de la posibilidad que tengan los niños de experimentar placer y cuidándoles de eventos traumáticos, como el maltrato físico, psíquico y abuso sexual, depende su calidad de vida integral y su calidad de vida sexual posterior, es decir, la felicidad no se constituye como un propósito, sino como una experiencia psicológica existencial permanente. 

La homosexualidad como opción sexual libre y racional, como aprendizaje social, tendencia psíquica o resultado de la propia estructura psicobiológica del ser humano, es una experiencia latente o real psíquicamente sana cuando no es el resultado de un evento traumático.

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