​Contagio emocional: ¿cómo transmitimos nuestras emociones a los demás?

Ver un rostro triste y sentir esa misma emoción o reír a carcajadas solo porque alguien más lo hace son uno de los síntomas del contagio emocional. ¿Es tu caso?

4 MAR 2018 · Lectura: min.
En parte somos responsables de los sentimientos de quienes nos rodean, pues somos una fuente constante de sensaciones.

¿Alguien te ha sonreído y le has devuelto la sonrisa 'automáticamente'? ¿Cuándo alguien se te ha acercado a contarte sus tristezas te has sentido también triste? El contagio emocional es una realidad con la que convivimos a diario sin notarlo, pero está tan presente en nuestra interacción con otros, así como en el momento de ver un partido y sentir la euforia colectiva.

Como seres sociales estamos llenos de mecanismos de contagio emocional que se activan cuando interactuamos con otras personas. Sin importar si es alguien cercano como nuestra pareja o un poco más lejano como un compañero de trabajo, las relaciones se afectan a raíz de la forma en la que nos dirigimos al otro y esto suele contar con la intervención de estos mecanismos.

Viéndolo así, si contagiamos y somos contagiados con lo que sentimos, somos en parte responsables de los sentimientos de quienes nos rodean al ser una fuente de sensaciones positivas y negativas para ellos.

Las emociones se contagian

Son invisibles, pero tan reales y trascendentes como el aire que respiramos, las emociones se contagian como los virus. La forma en la que nos saluda el conductor del bus, la forma como nos habla nuestra pareja… cada contacto transforma el cómo nos sentimos: menospreciados, valorados e incluso ignorados.

El contagio emocional se da a través de lo que se conoce como un intercambio subterráneo en cada relación que tenemos, definiendo nuestra percepción positiva o negativa de las mismas.

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Muchas veces es suficiente ver un rostro con lágrimas o con claras señales de una emoción, para que evoquemos el mismo sentimiento en nosotros mismos. La transmisión emocional es una parte que tenemos como humanos desde nuestra parte más primitiva, pues en principio nos ayuda a entender a los otros y actuar de manera armónica de acuerdo a ello.

Otro asunto es cuando tenemos dificultades para manejar nuestras emociones y llegamos a extremos en donde nos sentimos 'desbordados', en estos casos se recomienda apoyo terapéutico para mejorar nuestra inteligencia emocional.

La 'mímica' facial, o los rastros en el rostro como una sonrisa, son el detonar y el principio del contagio. Pero, aunque genéticamente todos contamos con las herramientas para participar en el intercambio emocional, existen dos extremos:

  • Las PAS (Personas altamente sensibles) que perciben con mayor facilidad las pequeñas señales emocionales de quienes los rodean.
  • Los psicópatas, así como personas que sufren autismo, síndrome de Asperger, narcisismo, pueden tener serios problemas de empatía. Mucho menos ser 'afectados' por el contagio.

Factores cerebrales

Según explica Daniel Goleman en el libro 'Inteligencia social' las neuronas espejo juegan un papel protagonista en el contagio emocional. El experto las compara con las señales percibidas a través de un wifi neuronal que sirve para conectar los cerebros y reflejar en nosotros lo que vemos en los demás.

Las neuronas espejo son las que nos permiten emocionarnos repentinamente cuando vemos una película o sentir sobresalto cuando vemos que una persona se da un golpe.

Cuando observamos a alguien que expresa una emoción, as neuronas espejo se activan poniendo en funcionamiento los mismos circuitos cerebrales activos en el otro, razón por la que sentimos la emoción como propia, aunque no estemos ejecutándola.

¿Contagio emocional es empatía?

Es fácil confundirse pues tienen algunos aspectos en común, pero en realidad empatía y contagio emocional no son lo mismo.

Empatizar es tener la capacidad de 'ponerse en los zapatos' del otro, ver las cosas desde su punto de vista y comprender sus sentimientos de una manera mucho más compleja que saber o percibir una emoción que siente. No todos son capaces de sentir empatía, pero además ponerse en el lugar del otro no implica sentir lo que el otro siente, ni que se vean involucrados los sentimientos y emociones propias.

¿Por qué es importante la empatía?

El contagio emocional se trata más de sufrir el contagio de lo que siente el otro e incluso, a veces, no saber cómo aislar lo que siente ni evitar las consecuencias.

Algunos afirman que el contagio emocional puede interpretarse como algo más drástico: Mientras sentir empatía es tomar un vaso de agua, estar contagiado emocionalmente es sumergirse en el vaso. 

El neurólogo Antonio Damasio en el libro ‘En busca de Spinoza' explica que la simpatía es una emoción social como la turbación, la vergüenza, la culpa, el orgullo, la gratitud, la admiración, la indignación o  el desdén. La simpatía la pueden sentir algunas especies cuando muestran compasión por el dolor de un miembro de su familia o su manada.

La maquinaria de las emociones, producto de la evolución, se distingue de los sentimientos, que están destinados a crearnos “mapas cerebrales” o ideas útiles para reaccionar frente a ciertas situaciones. 

Ambos: sentimientos y emociones, están vinculados. Por ejemplo, el estrés nos genera emociones negativas y malestar corporal. Y, de forma casi simultánea, comenzamos a sentirnos más pesimistas, menos abiertos a los cambios y a las soluciones. Por eso Damasio habla de la necesidad de “cultivar emociones positivas” y esto pasa por facilitarle a nuestro cuerpo mayor armonía y equilibrio para estar en sintonía con nuestra actitud frente a los acontecimientos. 

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Psicólogos
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Revisado: David Londoño

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Comentarios 1
  • AndreA Daza

    Gracias, necesitaré más de estos consejos

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