Cada experiencia es un aprendizaje vital

¿Por qué los seres humanos generamos conductas, actitudes, comportamientos o reacciones emocionales negativas, que nos hacen daño a nosotros mismo y a las demás personas?

14 OCT 2016 · Lectura: min.
Cualquier acontecer que experimentamos genera un aprendizaje, que puede ser bueno o malo según como lo acoplemos a las emociones que se despiertan en ese momento

Cada ser humano expresa sus experiencias a partir de su manera de pensar, la cual surge ante las percepciones que tenga de su propia vida. En este artículo, la psicóloga Sandra López, de Terapias de Sanidad Interior nos explica cómo los vacíos afectivos pueden influir negativamente en la forma como asumimos nuestras relaciones de pareja y nuestra capacidad de orientar positivamente a los hijos.

El pensamiento se manifiesta por medio del lenguaje (verbal o análogo), y la repetición y el convencimiento del pensamiento se convierten en creencia, la cual puede ser positiva o negativa y limitante. Las creencias pueden ser heredadas (familia, cultura, contexto, sociedad) y se fortalecen según el significado que le otorguemos a los acontecimientos de la vida; ya que cada acontecer deja una huella que puede ser positiva o negativa. Las huellas generan emociones de toda índole pero son las emociones negativas las que nos originan los vacíos afectivos.

Cualquier acontecer que experimentamos genera un aprendizaje, que puede ser bueno o malo según como lo acoplemos a las emociones que se despiertan en ese momento: si la persona concibe la situación de manera negativa, sus conductas y comportamientos reflejan el rechazo (o indisposición) que produjo ese evento e involucra a las personas implicadas.

Es tal la importancia de las emociones, que los vacíos afectivos se incrementan a medida que el individuo cultiva y alimenta esas emociones que lo indisponen consigo mismo y con las otras personas dentro de su núcleo familiar o social.

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El individuo busca relacionarse con personas que se encuentren en su mismo sentir o sintonía ya que considera que las demás personas que no estén en su misma vibración son locos que habitan en otro planeta ya que ellos son dueños de su propia verdad (esto suele pasar con personas adictivas). Las personas que se llenan de resentimientos y egoísmos evitan y obstruyen la buena comunicación, interacción y relación, ya sea con la familia, pareja, sociedad, etc.

Estas personas se convierten en seres pesimistas, cerrados a las posibilidades de crecer e interactuar bien con su pareja o familia, puesto que tienen que defender sus creencias e imponer sus pensamientos, transformándose en seres egoístas que solo desean realizar lo que quieran y no piensan en el bienestar de los otros.

Si tienes personas tóxicas a tu alrededor, mejor aléjate de ellas.

Les molesta ceder pues piensan que "pierden su poder". Se creen "dioses" con la mayor autoridad en su mundo lleno de ignorancia. La mayoría de los seres humanos están tan inconformes con la vida y con su realidad que buscan distractores para evitar asumir su verdad con madurez, aceptación y amor.

La vida en pareja

Estas personas se llenan de rabias, rencores y odios, haciéndolos actuar de manera infantil. Incluso cuando establecen relaciones interpersonales, o al tener una relación de noviazgo o matrimonio se siguen comportando como niños que solo piensan y actúan como individuos sin dar prioridad a las personas con las que comparten su vida o sin dar importancia a nuevas situaciones o compromisos adquiridos.

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En la relación de pareja están tan concentrados en seguir con sus comportamientos de soltero que se olvidan de dar prioridad al otro, dejándola (o) a un lado, involucrando a terceros en sus problemas y tomas de decisiones. No rompen el cordón umbilical con sus padres ya que siguen comportándose como hijos y no como pareja, lo cual interfiere y sigue incrementando las excusas para no asumir su nuevo rol y compromiso con la sociedad.

Estos factores, entre otros, siguen deteriorando en vez de fortalecer o reconstruir las relaciones y comunicaciones con la pareja, generando resentimientos, rabias, odios, dolores y emociones y haciendo que alguno de los dos, o los dos, adquieran actitudes de deslealtad, infidelidad, consumo de sustancias, etc.

La relación con los hijos

Si la pareja tiene hijos y conforman una familia y los padres se olvidan de ser pareja, para desplazar toda la atención a los hijos, están cometiendo un grave error, pues hay que aprender a asumir y adaptarse a los dos roles sin descuidar a la pareja y siendo buenos padres.

En esta etapa de la vida también se pueden generar muchos vacíos en las nuevas personitas que nacieron, pues a estos infantes se les debe cuidar, proteger, enseñar, educar y formar con amor y respeto hacia ellos mismos así como hacia el prójimo: padres, hermanos, familia extensa...

Es una lástima que el amor de los seres humanos en su mayoría sea egoísta y condicionado. Por manifestar esta clase de amor, los niños se vuelven manipuladores haciendo todo lo posible por controlar su vida, la de los padres y la de todos.

En el extremo contrario, vemos a padres muy flexibles, que por no hacer sentir mal a su hijo se vuelven muy permisivos, pues piensan que deben evitar a toda costa que ellos sufran y no les enseñan las herramientas o estrategias que necesitan desarrollar para poder afrontar y defenderse con madurez emocional a la realidad del mundo actual.

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Esta situación genera deficiencia en la confrontación de conflictos. Los padres, por no ponerse de acuerdo en la educación de sus hijos en cuanto a la trasmisión de amor, valores, principios, reglas y límites, o por no enseñarles a sus hijos las adecuadas formas de resolución de conflictos, negociación o conciliación (ya sea por medio del diálogo, de la buena comunicación, o del cumplimiento de los acuerdos establecidos) incrementan el maremoto emocional de los jóvenes que asumen la vida con emociones negativas, porque son las que conocen.

Cuando los padres no saben comunicarse como pareja ni saben dialogar con sus hijos para darles orientación, ellos aprenden e imitan los comportamientos de sus progenitores, o núcleo familiar, reflejándolos en sus vidas y en la relación con los demás.

Terapia familiar

Por todo lo descrito, es de vital importancia tener la disposición y actitud para tomar la decisión de buscar ayuda e iniciar el proceso terapéutico para poderlos orientar en cómo restablecer su salud integral como seres humanos.

Es importante involucrar a todas las personas que estén cerca del paciente implicado (la familia), pues todos son responsables en cierto grado de la situación o sintomatología que está afectando a la persona implicada.

Debemos aprender a liberarnos de toda creencia que limita nuestro crecimiento personal, espiritual e intelectual, los cuales influyen en las interacciones humanas.

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Es muy importante aprender a manejar nuestras emociones, aprender a comunicar, a fomentar las motivaciones a nivel interno y a perdonar para sanar. Debemos fortalecer la relación con nuestro ser interior (Dios - relación de amor) y aprender a liderar nuestras vidas y proyectos, trabajando en equipo concientizándonos de que toda situación de vida aunque fea e incómoda, conlleva un aprendizaje.

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Escrito por

Sandra Elena López Díaz

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