Autolesionarse no es el síntoma, es la consecuencia

El psicólogo David Londoño G aborda en esta ocasión un tema recurrente en las consultas de muchos usuarios de nuestro portal: ¿qué lleva a una persona a cortarse, a hacerse daño con una cuchilla o un bisturí?

Para hablar de autolesiones, me gustaría empezar explicando el inicio de este tipo de conductas, los motivantes de las mismas, para luego indicar el tratamiento adecuado y la ayuda que puede recibir de sus padres y de un terapeuta la persona con estas conductas.

Cuando una persona se autolesiona, es decir, se hace daño con un bisturí o una cuchilla, esta conducta no solo deja secuelas físicas, sino que puede estar asociada a dificultades psicológicas como la ansiedad, la depresión, la anorexia, etc. Es común que la persona incurra en lesiones de tipo psicológico en las que se dice de forma frecuente "soy fea/o", "no sirvo para nada", "soy incapaz de hacer cualquier cosa", etc. Este tipo de pensamientos suele ser el inicio de toda conducta de autolesión, es decir, es frecuente que la persona que presenta autolesiones físicas haya experimentado este tipo de pensamientos negativos antes.

Cuando los pensamientos se vuelven apremiantes, la conducta de las autolesiones físicas comienza a presentarse e inicia con cosas pequeñas: arañazos o cortadas superficiales por el "placer" que significa la autolesión. La persona que ya viene con pensamientos negativos hacia sí misma, al hacer la lesión física se comprueba que sus pensamientos son verdaderos y de esta forma entra en un círculo vicioso en el que sus conductas de autolesión le comprueban lo inadecuada e imperfecta que es debido a sus pensamientos.

Es decir, las autolesiones mantienen un malestar psicológico impulsado por pensamientos autodestructivos en la persona se siente inferior, incapaz, inadecuada, etc.

El tratamiento

Teniendo claro este punto de partida, la ayuda que debe recibir una persona de sus allegados se hace difícil. Usualmente la ayuda como tal la reciben de una forma que los hace sentir mucho más incapaces de enfrentar la vida, porque cuando reciben atención por sus autolesiones se sienten mucho más miserables por el hecho de recibir atención. De esta forma la presencia de amigos, familiares o allegados se convierte, lejos de ser una ayuda, en un reforzador más para la autolesión psicológica y física del sujeto.

La ayuda adecuada nunca debe ser la lástima, por el contrario debe ampararse en pequeños retos en que la persona aprenda con evidencia de que sus pensamientos en cuanto a su incapacidad no son lógicos ni verdaderos. Retos como estudios, trabajo, deportes o pasatiempos en los que la persona vaya dándose cuenta de sus verdaderas capacidades.

Es fundamental obtener acompañamiento profesional para el tratamiento de estas dificultades, ya que usualmente las autolesiones tanto psicológicas como físicas son síntomas de fuertes patologías que pueden darse si la persona no recibe acompañamiento: depresión, anorexia, bulimia, vigorexia, etc. Lo más usual es que sea el inicio de trastornos alimenticios en que la persona se siente tan mal con su cuerpo que busca destruirlo o dañarlo por medios físicos.

La persona debe contar con ayuda adecuada y tratamiento profesional adecuado. No es una dificultad fácil de tratar y requiere por sobre todo la disposición de la persona afectada, sin embargo el enemigo es usualmente claro, siempre yace en una forma de autodesprecio, odio, asco e inconformidad consigo mismo, pensamiento que no tienen razón ni fundamento para existir.

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