¿Qué es la agresividad?
Es un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y deseos de dañar a otra persona, animal u objeto. La conducta agresiva es intencionada y el daño puede ser tanto físico como psicológico.Al igual que la ansiedad, la agresividad es una reacción más que se puede tener ante estímulos y situaciones que nos afectan; es un comportamiento normal y necesario para la supervivencia. Lo importante, como siempre, es saber cómo manejarla y regularla. Cuando una persona no tiene la capacidad de controlar sus impulsos y permite que sus reacciones agresivas afloren de manera indiscriminada, tiene efectos desafortunados para ella y para quienes la rodean. Ahí es cuando hay que encender las alarmas.
¿Cuáles son las causas de la agresividad?
Las causas de la agresividad pueden ser de tipo biológico, psicológico o social, según explica un experto psiquiatra citado por el diario El Tiempo. Una persona con deficiencias biológicas, comenta, tiene mermada su capacidad de procesar los impulsos.En el aspecto psicológico, las tristezas y las frustraciones tienen incidencia en las actuaciones de los seres humanos. Por eso, cuando hay un elemento que haga que esos impulsos que se encuentran reprimidos salgan, se producen situaciones de violencia o de agresividad extrema. La incertidumbre, el hambre, las dificultades laborales y las frustraciones, cuando se desbordan, pueden generar también ese tipo de situaciones.Trastornos psicológicos, físicos, el uso de drogas ilícitas e incluso de medicamentos recetados pueden ser también el origen de comportamientos agresivos.
¿Cuáles son los síntomas de la agresividad?
Si bien cada persona demuestra su agresividad de manera distinta, existen algunos síntomas bastantes comunes en la forma de manifestar el comportamiento agresivo. Entre ellos, se encuentran reacciones físicas o psicológicas.Algunos síntomas:
- Respiración acelerada.
- Agarrotamiento y tensión muscular.
- Enrojecimiento de la cara.
- Palpitaciones.
- Temblores y cosquilleos.
- Opresión torácica.
- Presión y dolor de la cabeza.
- Irritabilidad y rabia.
- Pensamientos acelerados.
Las consecuencias de la agresividad soy muy negativas para las personas que presentan la conducta agresiva. Esta puede provocar destrucción de las relaciones personales, escolares y laborales; producir daño a las personas que quiere y que le quieren; utilizar la ira con mayor frecuencia, aumentando el descontrol y la violencia; desarrollar otros problemas psicológicos y físicos como depresiones, sentimientos de culpabilidad, baja autoestima, problemas cardiacos, de tensión arterial, digestivos, entre otros.
¿Cuáles son los tipos de agresividad?
La agresividad suele clasificarse en cuatro tipos: física, verbal, facial e indirecta, con características diversas que es necesario identificar.
- Agresividad física: se trata de un ataque contra un organismo perpetrado por partes del cuerpo (golpes, patadas, pellizcos, mordeduras, etc.).
- Agresividad verbal: se refiere al daño "psíquico", es una respuesta vocal que descarga estímulos nocivos sobre una persona (insultos, repudio o amenaza).
- Agresividad facial: toda clase de expresión que se hace en contra de otra persona; no causando daño físico, ya que se manifiesta con las miradas (gestos).
- Agresividad indirecta: se refiere a que si el objeto dañado pertenece evidentemente a alguien y el acto destructor está reforzado por la pérdida y malestar de la víctima, la respuesta es agresiva (hacia objetos de la persona afectada).
Cuando se menciona el tema de los tipos de agresividad, es posible que aparezca el concepto de pasivo-agresivo, por lo que resulta pertinente aclarar este a qué se refiere. El comportamiento pasivo-agresivo es un patrón de expresar indirectamente los sentimientos negativos en lugar de referirse a ellos abiertamente. Básicamente, hay una desconexión entre lo que la persona con trastorno pasivo-agresivo dice y lo que hace.Un ejemplo: podría parecer que una persona con trastorno pasivo-agresivo está de acuerdo con lo que le pide otra persona, pero en lugar de cumplir el pedido, la manera de expresar ira o resentimiento de la persona es no cumplir con el pedido o con los plazos. Los signos específicos del comportamiento pasivo-agresivo incluyen resentimiento y oposición a los pedidos de los demás, postergación y errores intencionales en respuesta a los pedidos de los demás, actitud cínica, hosca y hostil y quejas frecuentes sobre sentirse despreciado o engañado.
¿Cómo controlar la agresividad?
Ante la pregunta, ¿cómo controlar la ira y la agresividad?, una recomendación clave es que la persona puede concientizarse de la naturaleza y función de su ira y su agresividad, para poder así establecer estrategias más adecuadas para dominarlas.Otras acciones que pueden ayudar son:
- Aprender a conocer las emociones, cómo se expresan, para qué sirven y cómo gestionarlas.
- Hacer una lista de situaciones que provocan reacciones de ira y agresividad y evitarlas. Debemos acostumbrarnos a estas situaciones, aceptarlas como parte de nuestra vida y no intentar controlarlas, sino medir nuestra reacción a ellas.
- Entrenarnos en la detección de reacciones para actuar antes de que se apoderen de nosotros: detectar una respiración agitada, labios apretados, ojos muy abiertos o muy cerrados, puños fuertemente cerrados, sudor de manos, aumento tasa cardíaca… y fijarnos también en nuestros pensamientos agresivos y nuestros sentimientos.
- Cuando la agresividad ya ha aparecido, hay unos ejercicios útiles para distraer nuestra atención de lo que sentimos momentáneamente y retomar el control. Estas técnicas deben entrenarse para automatizarse y hacerlas primero cuando no estamos enfadados: contar hasta 10 y no hablar hasta habernos calmado, recitar el alfabeto al revés, pensar en otra cosa, respirar profunda y lentamente un par de veces; en vez de romper cosas o discutir, darse una ducha fría, golpear una almohada, hacer ejercicio físico durante una media hora; buscar algo que hacer que nos distraiga: limpiar, leer, ver una película; hacernos una lista de frases que nos tranquilicen y repetirlas en momentos de ira o anotarnos notas o consejos de qué hacer en estas situaciones.
- La meditación es una técnica muy utilizada en el control emocional y como práctica diaria puede ayudar mucho a las personas con problemas de agresividad e ira. Las técnicas de relajación son también muy efectivas tanto en prevención (hábitos diarios) como en la solución o afrontamiento en el momento de la ira.
¿Qué es la agresividad infantil y cómo gestionarla?
Se presenta generalmente en forma directa, con un acto violento físico (patadas, empujones…) o verbal (insultos, palabrotas…). También en forma indirecta, cuando el niño agrede contra los objetos de la persona que ha sido el origen del conflicto; o contenida, cuando gesticula, grita o produce expresiones faciales de frustración.La agresividad infantil puede deberse a problemas en el colegio, algún trastorno neurológico o como consecuencia de una relación conflictiva con sus padres. Independiente del origen, tiene consecuencias negativas sobre el mismo niño y también para todos los que le rodean, tanto en el entorno familiar como en el escolar.Hay que tener en cuenta que un niño por sí solo no es capaz de valorar las consecuencias de su manera de actuar. Son los padres, profesores o tutores a los que les corresponde el papel para ayudar a cambiar la actitud agresiva por otra más positiva y asertiva.
¿Quién te puede ayudar?
Las personas que suelen ser muy agresivas necesitan ayuda por parte de profesionales de la salud mental, entre los que se cuentan psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, neurólogos, etc. Son ellos quienes pueden hacer un diagnóstico y brindar un acompañamiento integral según las características de cada caso.
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